tag:blogger.com,1999:blog-287362902024-03-14T05:42:39.039+01:00LANZAS PALABRAS VELOCESInmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.comBlogger45125tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-36009107036649393842008-05-17T14:17:00.029+02:002008-05-17T20:27:15.200+02:00COSAS QUE, AUN APUNTADAS, NO SON NADA<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhW465i3CcisFJe2Eh3vqOJbrhMQu2Gc3fbLRZExN4MvH6ZuPcl-sVtr7_76qJEgcX7JwbUHqChjh634mRzBtmPCDbB4b-yxcxzpOhb2NWIX7vdKsRy8T7fDYi3U-TMpnZGrEinA/s1600-h/BIBLIOTECA-DE-LA-REAL-ACADE.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5201324145669661922" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 246px; CURSOR: hand; HEIGHT: 259px" height="310" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhW465i3CcisFJe2Eh3vqOJbrhMQu2Gc3fbLRZExN4MvH6ZuPcl-sVtr7_76qJEgcX7JwbUHqChjh634mRzBtmPCDbB4b-yxcxzpOhb2NWIX7vdKsRy8T7fDYi3U-TMpnZGrEinA/s320/BIBLIOTECA-DE-LA-REAL-ACADE.jpg" width="297" border="0" /></a> </div><div align="justify">No es la primera vez que me pasa. Pero nunca escarmiento. Suele ocurrirme en momentos decisivos: dos o tres días antes de la entrega de algo importante. A la desdicha de estar perdiendo el tiempo frente a una pantalla inerte, se añade el infortunio de no haber copiado en ningún <em>cedé</em> ni <em>uesebé</em> el documento en el que llevaba trabajando unos cuantos meses. El botoncito del portátil no contesta. ¿Qué te pasa? ¿Estás agotado? Bueno, yo también a veces, pero no por ello cierro los ojos y me quedo muda. Tú te pones sombrío y opaco, como la noche oscura del alma, sin más. Eso no es decente. Renquea un poco antes, anda, quéjate del ardor febril, ponte ese tapiz azul con rayas, chirría, avísame de que te estás quedando seco.<br />Paso la noche en vela, en duermevela. Por favor, vuelve, regresa, o devuélveme mis páginas, mis bibliografías, mis notas al pie. Sé que estoy ridícula rogando a un trasto lleno de teclas y botones impasibles que me regale un suspiro, un ruidito, un destello fluorescente; pero sólo quiero que no te engullas las transcripciones de cartas manuscritas, los índices, los análisis de textos esparcidos en decenas de carpetas amarillas. </div><div align="justify">Hago recuento de la pérdida, como el general de un ejército hace de sus soldados fallecidos en el frente. Lo cierto es que mi portátil no guarda una gran novela ni un ensayo magistral. Sólo frases imperfectas, capítulos inacabados, el rastro de un día y otro de lecturas, dudas y pesquisas, algún tímido balbuceo de la musa.<br />La madrugada empieza a desatar las advertencias cotidianas. “¡Parece mentira!¿Cómo no guardas en otro sitio lo que escribes?”. Me bebo de un tirón el vaso de agua que tenía en la mesilla, pero sigo ahogada en él, como hacemos todas las criaturas humanas de vez en cuando.<br />Y me quedo medio dormida haciendo inventario de lo que no guardé en el trasto lleno de teclas y botones impasibles; cosas inmunes al fuego, a un ciclón, a la guerra. Entre las persianas se cuela una frase de Carmiña: “<span style="color:#000099;"><strong>Hay cosas eternas, aunque no las apuntes, y otras que aun apuntadas no son nada.” </strong></span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-34707220486698352012008-01-14T15:58:00.000+01:002008-01-14T16:18:24.975+01:00EL TESORO DE LA FILOLOGÍA (III)<div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>LUNA.</strong> El planeta más inferior del cielo de los siete. El medio cuerpo de la luna está siempre alumbrado del sol; pero en razón de apartarse o alejarse dél, causa en la tierra diferentes formas y apariencias. Y así unas veces nos parece un broquel de fuego, otra una rebanada de melón o un medio círculo, y cuando es luna nueva, un arco muy delgado. Con estas diferencias fingen los poetas tener tres rostros, como dijo Virgilio: «<em>Tria virginia ora Dianae</em>». Llamárosla con tres nombres: Luna en el cielo, Diana en la tierra y Proserpina en el infierno. Lo demás se remite a los poetas. «<strong>Estar la luna sobre el horno</strong>»; se dice del loco, cuando está con furia, que ordinariamente es en luna llena, y allí se toma horno por la cabeza del hombre, que es como una hornaza, y entonces le hiere de lleno. Por esta razón se llamaron lunáticos a los faltos de juicio, que con los cuartos de luna alteran su accidente.<br /><br /><strong>ERASMO DE ROTTERDAM</strong>. Fue doctísimo y dejó escrito mucho, como a todos es notorio; no le hizo ningún provecho ser tan libre como fue, y así están defendidas algunas de sus obras y expurgadas las demás.<br /><br /><strong>IRONÍA.</strong> Es una figura de retórica, cuando diciendo una cosa, en el sonido o tonecillo que la decimos y en los meneos, se echa de ver que sentimos al revés de lo que pronunciamos por la boca.<br /><br /></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>AFEITE.</strong> El aderezo que se pone a alguna cosa para que parezca bien, y particularmente el que las mujeres se ponen en la cara, manos y pechos, para parecer blancas y rojas, aunque sean negras y descoloridas, desmintiendo a la naturaleza y, queriendo salir con lo imposible, se pretenden mudar el pellejo. Es vana pretensión por más diligencias que hagan y, pensando engañar, se engañan, porque es cosa muy conocida que el afeite causa mal olor y pone asco, y al cabo es ocasión de que las afeitadas se hagan en breve tiempo viejas, pues el afeite les come el lustre de la cara y causa arrugas en ella, destruye los dientes y engendra un mal olor de boca. Es una mentira muy conocida y una hipocresía mal disimulada. </span><br /><span style="color:#000099;"><br /><strong>SIMPOSIO</strong>. En estos tales convites antiguamente se trataba materia de letras y de virtud, como lo muestra el diálogo de Platón, dicho <em>Symposio</em> y muchos modernos han tomado este argumento para tratar cosas muy altas, de do se infiere que estos no se emborrachaban ni se juntaban para decir mal de nadie, ni para jugar sus haciendas.<br /><br /><strong>PERLA.</strong> La margarita o unión preciosa, que a fin de adornar con ellas los cuellos y las orejas de las mujeres, entran los hombres en lo profundo del mar a pescarlas, y no sin gran peligro.<br /><br /><strong>HIPÓCRITA.</strong> Propiamente significa el representante, porque finge muchos afectos, ya llorando, ya riendo, por consistir en aquello la oración y lo mismo se considera en el orador; pero comúnmente se toma por el que en lo exterior quiere parecer santo, y es malo y perverso, que cubierto con la piel blanda y cándida del cordero es dentro un lobo carnicero.<br /><br /><strong>HIJUELA.</strong> Nombre diminutivo de hija; proverbio: <strong>«A ti te lo digo, hijuela, entiéndelo tú, mi nuera»;</strong> las suegras no osan disgustar a las nueras, porque no se quejen a los maridos, y así, teniendo cuñada, la madre riñe a su hija lo que le parece mal en la nuera. </span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;">(Sebastián de Covarrubias: <em>Tesoro de la lengua castellana o española, </em>1611)</span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-62012155031614481472008-01-10T10:55:00.000+01:002008-01-10T11:02:46.062+01:00EL TESORO DE LA FILOLOGÍA (II)<div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>FILÓSOFO</strong>. El primero que se intituló con este nombre fue Pitágoras, pareciéndole que el nombre de sabio absolutamente era arrogante, presupuesto que ningún hombre sabe tanto que no le falte mucho que saber. Y de allí en adelante todos los profesores de filosofía no se llamaron sofistas, sino filósofos y por donaire dejaron el nombre de sofistas a los que sabían poco y presumían mucho con dotrinas aparentes y falsas.<br /><br /><strong>MARIPOSA.</strong> Es un animalito que se cuenta entre los gusanitos alados, el más imbécil de todos los que puede haber. Este tiene inclinación a entrarse por la luz de la candela, porfiando una vez y otra, hasta que finalmente se quema […] Esto mesmo les acontece a los mancebos livianos que no miran más que la luz y el resplandor de la mujer para aficionarse a ella; y cuando se han acercado demasiado se queman las alas y pierden la vida. Dijose mariposa, <em>quasi</em> mariposa, porque se asienta mal en la luz de la candela donde se quema.<br /><br /><strong>MERENDAR y MERIENDA</strong>. En rigor vale lo que se comía al mediodía, que era poca cosa, esperando comer de propósito a la cena; <em>quasi</em> merienda, porque se daba después de haber trabajado, cuando ya se merecía.<br /><br /><strong>MODERNO</strong>. Lo que nuevamente es hecho, en respeto de lo antiguo; del adverbio <em>modo</em>, cuando significa agora. Autor moderno, el que ha pocos años que escribió, y por eso no tiene tanta autoridad como los antiguos.<br /><br /><strong>ESPERAR.</strong> Aguardar el suceso de alguna cosa buena, porque la mala antes la tememos que la esperamos, aunque de ordinario eso mesmo que esperamos tememos por su incertidumbre, vacilando una vez con el temor y otra con la esperanza, como dijo Terencio, <em>in spe et timore</em>. Y sin embargo de todo esto, abusivamente decimos esperar la calentura, aunque no deseamos que venga y esperar la muerte, que naturalmente la tememos.<br /><strong><br />ESPOSA Y ESPOSO.</strong> Los que se han dado palabra de casamiento, o sea de presente o de futuro. Lat. <em>sponsa et sponsus</em>, del verbo <em>spondeo</em>, <em>des</em>, por prometer. <strong>Esposas</strong>, cierto género de prisión con que atan ambas manos, que en latín se llama <em>manicae ferrae</em>, porque hacen juntar una mano con otra estrechamente, como se juntan las de los desposados, aunque no con el contento que ellos, sino con mucho pesar.<br /><br /><strong>TROGLODITAS.</strong> Ciertos pueblos de Etiopia, bajo Egipto, hacia el Sino Arábico; es gente muy bárbara, susténtase de carne de serpientes, viven en cuevas, no tienen lenguaje ni voz, sino tan solo un chillido; y por esta razón no pueden ser tratados ni comunicados de otras gentes.<br /><br /><strong>ABUELO</strong>. Y corrutamente agüelo, del nombre latino <em>avus</em> […] Proverbio: <strong>«Quien no sabe de agüelo no sabe de bueno»</strong>, porque los agüelos quieren mucho a sus nietos, en razón de que se van perpetuando en ellos más delante de los hijos; o porque el hijo, con el amor que tiene a su propia mujer y a sus hijos parece disminuir el de los padres; y porque el amor dicen que más intensamente desciende que asciende. El otro malicioso respondió a esto que cuando los hijos no han sido muy al gusto de los padres, estos quieren bien los nietos porque les han de vengar y han de hacer con ellos otro tanto, y así decía el otro viejo a su nieto, quejoso del hijo: «Tú me vengarás de tu padre».</span><br /></div><div align="justify">(Sebastián de Covarrubias, <em>Tesoro de la lengua castellana o española, </em>1611). </div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-4965723288989847872007-12-22T14:37:00.000+01:002007-12-22T20:50:37.125+01:00EL TESORO DE LA FILOLOGÍA<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzMwJBEvwmof0AHYxE4FZHXLkoqP-6n7B-UcCRr3tIFWKvx252QLefvRav03yhrOOQ1TetXjJUT60HamaHR73TuLGdMng-6Vhvrl5wrus1paz2m_a1kNq2NDWpbtPkDPu0li7Iew/s1600-h/Tesorodelalenguacastellanag.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5146798096297450514" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhzMwJBEvwmof0AHYxE4FZHXLkoqP-6n7B-UcCRr3tIFWKvx252QLefvRav03yhrOOQ1TetXjJUT60HamaHR73TuLGdMng-6Vhvrl5wrus1paz2m_a1kNq2NDWpbtPkDPu0li7Iew/s320/Tesorodelalenguacastellanag.jpg" border="0" /></a> En un momento determinado los estudiantes de Filología se enfrentan a la terrible pregunta, y el caminito se bifurca en dos: <em>¿Lengua o Literatura?</em> Se dice que los más pragmáticos se van por la lengua o la lingüística. Algunos de ellos se entusiasman con teorías chomskianas. Otros con los catálogos lexicográficos. Mi amiga Marga hace una admirable tesis sobre verbos inergativos. Para gustos, los colores. <strong>En mi atrevida ignorancia, se me antojaba que en aquellas teorías presuntamente científicas se obviaba siempre el componente <em>semántico. </em>Al ser el significado de las palabras tan variable y a veces arbitrario, al estar tan ligado a la dimensión emocional, psicológica o espiritual del idioma, es el más escurridizo y temido en la investigación lingüística</strong>. Así que cuando el profesor nos decía que tal o cual formulación no solucionaba por completo el problema, yo pensaba: <em>¡Claro!, porque dan escobazo a la semántica! </em>De haberme dedicado a la lengua, pues, me habría ido por las ramas y por los cerros de Úbeda, o sea, hacia la Gramática Histórica, la Historia de la Lengua o la Etimología. </div><br /><div align="justify">De ahí me predilección por el <em><span style="color:#ff0000;"><strong>Tesoro de la lengua castellana o española</strong></span></em> (1611) de <span style="color:#000000;">Sebastián de Covarrubias, </span>regalo que he recibido hace unos pocos días con gran ilusión. <strong>Ajeno a </strong><strong>los tecnicismos tan neutros como académicos, el canónigo toledano ofrece unas definiciones sabrosísimas, en las que combina gracia castellana y erudición grecolatina; mete baza faltando a lo políticamente correcto o se desentiende a la brava si el asunto le compromete; aventura unas etimologías más que dudosas, y prodiga refranes, modismos, anécdotas, un sinfín de citas literarias.<br /></strong>He pensado en iros ofreciendo, sin rigor alguno -como haría Covarrubias- algunos retazos de las definiciones que voy encontrando al azar. </div><br /><div align="justify"></div><br /><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>OJO.</strong> Lat. oculus; son los ojos la parte más preciosa del cuerpo, pues por ello tenemos noticia de tantas cosas. Ellos son las ventanas adonde el alma suele asomarse, dándonos indicios de sus afectos y pasiones de amor y de odio. Son los mensajeros del corazón y los parleros de lo oculto de nuestros pechos. </span><span style="color:#000099;"><br /></div></span><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>PENSAR</strong>. Es imaginar o revolver alguna cosa en su memoria, del verbo latino <em>pensare, frequentativum a pendendo</em>, que es pesar con peso alguna cosa, porque el que piensa pondera las cosas, y así se hace mejor <em>de pensado</em> que <em>de repente</em>.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>MORISCOS. </strong>Los convertidos de moros a la fe católica, y si ellos son católicos, gran merced les ha hecho Dios y a nosotros también. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>HECHIZAR. </strong>Cierto género de encantación con que ligan a la persona hechizada de modo que le pervierten el juicio y le hacen querer lo que estando libre aborrecería (esto se hace con pacto del demonio expreso o tácito); y otras veces, o juntamente, aborrecer lo que quería bien con justa razón y causa, como ligar a un hombre de manera que aborrezca a su mujer, y se vaya tras la que no lo es [...] Este vicio de hacer hechizos, aunque es común a hombres y mujeres, más de ordinario se halla entre mujeres, porque el demonio las halla más fáciles, o porque ellas de su naturaleza son más vengativas y también envidiosas unas de otras. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong></strong></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>SOSPIRAR.</strong> Sacar el espíritu de lo profundo del pecho, con significación del dolor y ansia que padecemos. Algunas veces es indicio de desear alguna cosa con grande ahínco. Los suspiros es pasión muy común a los enamorados; y así dan al suspiro diferentes significaciones y epíctetos; yo no quiero embarazarme en esta materia. </span></div><br /><div align="justify"></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-30112750995091139602007-09-06T12:27:00.000+02:002007-09-06T22:51:12.716+02:00LÉXICO FAMILIAR<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqzEnSXdb0yi5LXOTcyBLmx40peW0BI8i6VC0SnrSBZT3V9mG7hdvyL7D0GFvxCbjGzum29Ary4i3lBDrV-__G0oO8j542VdjLVHNZNb0fDxudpF8Lc1Xs98059dEF_LVjrze92w/s1600-h/lessico%20famigliare-fronte.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5107052084604316418" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" height="302" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqzEnSXdb0yi5LXOTcyBLmx40peW0BI8i6VC0SnrSBZT3V9mG7hdvyL7D0GFvxCbjGzum29Ary4i3lBDrV-__G0oO8j542VdjLVHNZNb0fDxudpF8Lc1Xs98059dEF_LVjrze92w/s320/lessico%2520famigliare-fronte.jpg" width="213" border="0" /></a> Recuerdo que las pocas veces que caí en cama de niña me gustaba oír el rumor de las voces familiares que venía del fondo del pasillo, el ruido de los platos en la cocina, la tele eclipsada por las carcajadas de mi hermana mayor, la voz grave de mi padre, el taconeo nervioso de mi madre; y me entretenía reconociendo y catalogando todas aquellas frases, gestos, expresiones y ruidos comunes a nuestro particular léxico familiar. Entonces, todo aquel barullo que normalmente me parecía pueril y hasta agobiante, se me volvía extraño y bonito, digno de ser recordado. Estimulada por la fiebre, que siempre me pone trágica, escribí: “Cuando llegue el momento quisiera morir así, oyendo el rumor de voces familiares, los pasos de una hermana que desde su cuarto se acerca al mío, golpea la puerta entreabierta y se asoma con cara de sorna para decirme, sin la menor compasión: <em>'"Chata, estás hecha un pingo…</em>". Me queda el consuelo de que el aforismo de <strong>JRJ </strong>ampara, en cierto modo, mi absurdo pensamiento: </div><br /><div align="justify"><span style="color:#000099;">Hablemos todos y escuchemos, en nuestra corta vida, todo lo que podamos y sobre todo a los que queremos y a los que nos quieren, que cuando estemos muertos, el tiempo infinito, no podremos hablar ni escuchar más.<br />Y qué no daríamos entonces por decir, por escuchar una palabra querida, una palabra cualquiera. </span><br /></div><br /><div align="justify">Años más tarde, atraída por el sugerente título, me hice con <em><strong><span style="color:#ff6600;">Léxico familiar</span></strong>, </em>y como <a href="http://compostela.blogspot.com/2007/05/ginzburg-lxico-familiar.html">Arp</a>, disfruté muchísimo. Aunque al principio extraña, por la sensación de haber entrado en casa ajena en plena reunión familiar, poco a poco vas conociendo y apreciando el lenguaje inconfundible de los <strong>Ginzburg</strong>, su particular reconquista de una vida en común hecha de frases y conductas repetidas, ese fondo de palabras y voces tan arraigadas que resiste al paso del tiempo y a la distancia. Lo mejor es, tal vez, que ni el más atento lector podrá descodificar completamente ese lenguaje, a no ser que formara parte de aquella singular familia italiana....</div><br /><div align="justify"><span style="color:#000099;">«Somos cinco hermanos. Vivimos en distintas ciudades y algunos en el extranjero, pero no solemos escribirnos. Cuando nos vemos, podemos estar indiferentes o distraídos los unos de los otros, pero basta que uno de nosotros diga una palabra, una frase, una de aquellas antiguas frases que hemos oído y repetido infinidad de veces en nuestra infancia, nos basta con decir: “No hemos venido a Bérgamo a hacer campamento” o “¿A qué apesta el ácido sulfhídrico?”, para volver a recuperar de pronto nuestra antigua relación y nuestra infancia y juventud, unidas indisolublemente a aquellas frases, a aquellas palabras. <strong>Una de aquellas frases o palabras nos haría reconocernos los unos a los otros en la oscuridad de una gruta o entre millones de personas. Estas frases son nuestro latín, el vocabulario de nuestros días pasados, son como jeroglíficos de los egipcios o de los asirio-babilónicos: el testimonio de un núcleo vital que ya no existe, pero que sobrevive en sus textos, salvados de la furia de las aguas, de la corrosión del tiempo. Esas frases son la base de nuestra unidad familiar, que subsistirá mientras permanezcamos en el mundo, recreándose y resucitando en los puntos más diversos de la tierra.» </strong></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff6600;">[Natalia Ginzburg: <em>Léxico familiar</em>, Lumen, pp. 39-40)</span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com14tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-30388804532724734232007-08-24T17:30:00.000+02:002007-08-25T21:06:19.539+02:00CONVERSIÓN OTOÑAL<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggp3Dq3s7gXmeqxQrdfC8Jj-icQFO9f5AKjem-o58UmCXZ01F92JkjVaUFj5nYluBQGlDBx_QOMPLMELHO60JAnABWTTCauDrpYwGhSKYZq5nwEbpYIVRhWdQwX1q3X_U0pwXw4w/s1600-h/view-of-placa-to-town.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5102303263819180786" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 306px; CURSOR: hand; HEIGHT: 225px" height="225" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggp3Dq3s7gXmeqxQrdfC8Jj-icQFO9f5AKjem-o58UmCXZ01F92JkjVaUFj5nYluBQGlDBx_QOMPLMELHO60JAnABWTTCauDrpYwGhSKYZq5nwEbpYIVRhWdQwX1q3X_U0pwXw4w/s320/view-of-placa-to-town.jpg" width="320" border="0" /></a>Como toda ciudad de provincias, Tarragona tiene una plaza de moda a la que hay que acudir por lo menos dos veces por semana para estar integrado en el mosaico urbano. La <span style="color:#000099;">Plaza de la Fuente</span> es rectangular y las terrazas —situadas a lado y lado— son puntos privilegiados para observar a los conocidos que caminan por en medio a través de una improvisada pasarela sin demasiado glamour. En verano la plaza se convierte en un hervor de camareros danzando entre cervezas espumosas, miradas de reojo y chismorreos a media voz. A menudo sucede que, después de estar dos horas con un grupo de amigos, apenas se ha hablado de los allí presentes, ni de nada en concreto en realidad. Al llegar todos buscan el mejor puesto vigía para tomar un refresco a la vez que se asiste al paso de las gentes de las que se hablará sin discreción -aunque estén sólo dos bares más allá- ni malicia -porque nunca se "pretende" criticar-. Así se consumen las tardes y las noches estivales, y así <em>la vida de los otros</em> va pasando de puntillas entre las mesas, quedándose atrapada en los breves paréntesis, cuando se deja un momento la horchata en la mesa —«<em>Ah, mira, ése no es C? Me dijo L. que ahora está saliendo con M</em>.»— y se vuelve, perezosamente, a dar un sorbo y a mirar alrededor, porque los capítulos rosas suelen ser muy parecidos y se agotan pronto. Entonces se hace muy difícil hilvanar una conversación porque el interlocutor, pendiente del ir y venir de tanta gente conocida, no puede escucharte y mirarte a la vez, o seguir el hilo más de tres minutos seguidos. Es como pretender conversar con alguien que está viendo la televisión. Para mí lo peor es que esas vidas ajenas —como el recuerdo de tantos encuentros en la Plaza— se quedan en puros esquemas mal trazados, abalorios sin enhebrar, frases inconexas que no pueden meterse en guión alguno. Todo tendrá que ver, tal vez, con esa búsqueda de la <strong><em>diversión</em> </strong>(o de la <em>dispersión</em>) propia de las vacaciones que, a la larga, cansa. Fenómeno que entiendo mejor gracias a unas palabras que encontré ayer en <strong><span style="color:#ff6600;">Julián Marías</span><span style="color:#000000;">: </span></strong><br /><br /><span style="color:#000099;"><strong>«La palabra “di-versión” viene del verbo "<em>vertere</em>", volver o volverse. La di-versión quiere decir en su sentido primario apartarse de algo y, por tanto, volverse hacia otra cosa. El correlato de la <em>di-versión</em> es la <em>con-versión</em>: me aparto de una cosa y me convierto o vuelvo a otra.» </strong></span><br /><span style="color:#000099;"><strong><span style="font-size:85%;"><span style="font-size:78%;">(Julián Marías: <em>La felicidad humana</em>)</span><br /></span><br /></strong></span>Por eso este año miraré con buenos ojos la llegada de septiembre, como una hermosa <strong><em>conversión </em>otoñal,</strong> como un íntimo regreso a uno mismo; palabra que no andará muy lejos de la <em><strong>conversación</strong>, </em>de<em> </em>ese volver los ojos al interlocutor cercano y a las historias enhebradas en plazas silenciosas; de ese regresar al blog y a vuestras retahílas amigas. </div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-88782998498682406702007-06-06T11:09:00.000+02:002007-06-06T16:14:21.808+02:00DESDÉN Y CIELO<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIJRyv2OyOYaTGbm5pWVWYgxb7Tbh3zNSd3Wr56FXOweyDrDHwz5cXHPnUGtcxIwGPiXn1Mzbqt73wX9Sjs5i0Pd7XGpGQqqu7nCkvvJv76kcSvYX2FzDd7sUiBIxjxr06qSVSxw/s1600-h/jrj.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5072893139621280978" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 229px; CURSOR: hand; HEIGHT: 290px" height="296" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgIJRyv2OyOYaTGbm5pWVWYgxb7Tbh3zNSd3Wr56FXOweyDrDHwz5cXHPnUGtcxIwGPiXn1Mzbqt73wX9Sjs5i0Pd7XGpGQqqu7nCkvvJv76kcSvYX2FzDd7sUiBIxjxr06qSVSxw/s320/jrj.jpg" width="245" border="0" /></a> <span style="color:#6600cc;">Se me ha olvidado hacer versos; mi nombre no me suena; por lo tanto, he muerto.</span><br /><br /><span style="color:#6600cc;">Le mando flores de almendro, elegías, y el cielo que tengo dentro de los ojos, de un azul-María-O.</span> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Había empezado a distraerme de la investigación tomando citas como éstas del <em><a href="http://www.secc.es/ficha_publicaciones.cfm?id=1207&CFID=1197357&CFTOKEN=43300245&jsessionid=b6307f484a207f696a74"><strong><span style="color:#ff6600;">Epistolario</span></strong></a> </em>completo de Juan Ramón Jiménez cuando Enrique G-M nos invitó a unas estupendas <a href="http://egmaiquez.blogspot.com/2007/06/tertulias-tertulias.html">tertulias literarias ovetenses</a>. Empecé con la de <a href="http://www.youtube.com/watch?v=Lfqzz7GMflg">JRJ</a>. Me gustó mucho escuchar voces actuales que recuerdan al poeta, que le vuelven a traer al corazón desde la moderna pantallita youtube. Las mujeres se pusieron de parte de la extraordinaria Zenobia, enamorada de un gran poeta inútil para las tareas prácticas, pero nada dijeron de <a href="http://lanzaspalabrasveloces.blogspot.com/2006/11/zenobia-y-juan-ramn-versos-y-flores.html">aquellos versos y flores</a>, lástima; Almuzara recitó <span style="color:#000099;"><strong><a href="http://www.geocities.com/imogenation/other/other_jj.html#cielo"><span style="color:#ff6600;">«Cielo»</span></a><span style="color:#000000;">,</span></strong></span> poema que desde hace años cuelga en el corcho de mi escritorio, para que cuando yo no vea más que <em>un vago existir de luz</em>, los versos lo eleven (y me eleven) hasta<em> </em>su<em> nombre</em>. José Havel comentó lo que más le divertía del poeta, precisamente aquello en lo que andaba entreteniéndome. Él dijo "su mala leche"; yo digo también "su mal genio disfrazado de ironía", algo que manejaba muy bien su amiga María Martínez Sierra, como hace tiempo <a href="http://lanzaspalabrasveloces.blogspot.com/2006_05_01_archive.html">mostré</a>. </div><br /><div align="justify">Además de lo graciosas que me resultan algunas de estas cartas, me quedo con ciertas advertencias que de ellas se desprenden: </div><br /><div align="justify">1º) Hay que contestar siempre las cartas y visitas de un poeta. </div><br /><div align="justify"><span style="color:#000099;">Mi querido Gregorio: veo que todas mis cartas de ahora son cartas para el Congo; no me extraña: ahora no nos servimos —o no queremos— para nada […] Yo estoy en el campo, en idiota. Y como ustedes no me enteran de nada y no leo periódicos, lo ignoro todo […] Os quiere mucho, Juan Ramón. </span><span style="color:#000099;">Supongo que se recuerdan ustedes que vivo en Moguer, provincia de Huelva.»</span> (<span style="font-size:85%;">febrero de 1907)</span></div><br /><div align="justify">2º) En caso de tener un novio poeta como Juan Ramón, asegurarse de que tu madre no esconde las cartas que te envía, contestarlas desde luego, y no tratarle nunca con desdén, que con <span style="color:#000000;">desdén</span> se paga. Eso le sucedió a su primera novia, <strong>Blanca Hernández-Pinzón</strong>, a la que el poeta despidió con palabras y <em>consejitos </em>líricos<em> </em>nada<em> </em>inocentes. Pobre Blanca. </div><br /><div align="justify"><span style="color:#000099;">Blanca, </span><br /></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Tu cartita no me ha extrañado tanto como tú pudieras haber creído; ya sé que eres educada de madres encantadoras de claustros. Al contrario, me ha servido para darte una lección de educación; cuando una persona dice a otra que desea hablar con ella, <em>siempre </em>debe ser atendida. Tenlo en cuenta cuando cualquiera te pida audiencia. Se puede cantar en falsete en coros angélicos, se puede colgar un cristo entre las enaguas, se puede llevar mal cogida la falda de un vestido malva, se puede lucir media negra y zapato claro y tener una mediana educación, mi querida vinatera.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Otra cosa: lo que yo quería decirte ayer es esto: necesito que me mandes todas mis cosas, pues pienso casarme dentro de unos meses y quiero que todo esto quede en mi poder, de modo que me haces un paquetito con todo lo que tienes de mí -cartas, libros, retratos, etc.-, desde el barquito que te pinté cuando éramos niños hasta esta carta de hoy, y, me mandas decir cuándo pueden ir a recogerlo de mi parte. Claro está que no me podrás devolver algunas cosas, por ejemplo todos los besos que te he dado. Yo en cambio, lo único que puedo devolverte es nada, pues tus cartas, única cosa que tenía de ti, están rotas hace tiempo por una dama, Luisa Grimm. Las últimas palabras que te dirijo serán también consejitos: no uses papel que parece métrico de peritos agrícolas; aprende en el piano a Beethoven o Schubert o Chopin o Schumann o Debussy, que esto siempre embellece la soledad y la vida, estudia después lengüecita, aunque sea francesa, que siempre es bueno, para que pueda mandarte gramática y libros, y procura bañarte todos los días y vestir con elegancia [...] Usa siempre con media negra, zapato negro, con media clara, zapato del color de la media. Péinate bien, y no te pongas, por Dios, esas batas...</span></div><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#000000;">(Moguer, 1901)</span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-17014084965042678142007-05-15T19:38:00.000+02:002007-05-16T23:37:44.983+02:00EL CASO PETRITXOL<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDaJONtXL1wjAfhys0d9cvMeDbSykFDdsBAxPMclCpuCAss83HEkCHlciJ3I5vCDN2T-sd68ac2WFuIJgrnnCVZbaBO0otFeQlU5g0bjx43VOyL9V3cgea4H6KRrFj8KzSoeM83A/s1600-h/holmescine2.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5064843598963062898" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" height="313" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgDaJONtXL1wjAfhys0d9cvMeDbSykFDdsBAxPMclCpuCAss83HEkCHlciJ3I5vCDN2T-sd68ac2WFuIJgrnnCVZbaBO0otFeQlU5g0bjx43VOyL9V3cgea4H6KRrFj8KzSoeM83A/s320/holmescine2.jpg" width="234" border="0" /></a> La tesis me ha permitido recordar, qué extraño, que mucho antes de querer ser filóloga, escritora o pintora, soñaba en convertirme en <span style="color:#ff6600;"><strong>detective privado</strong></span>. <strong>En mis delirios infantiles me imaginaba en un enorme despacho lleno de álbumes con fotografías de sospechosos, libros, archivos y cajas llenas de pistas y herramientas; aguzando el oído, alerta ante lo que pudiera ocurrir, recorriendo calles enfundada en una gabardina oscura, sombrero y gafas ahumadas, pasando largos ratos de espera agazapada y atando cabos al final de la jornada en un café apartado del centro.</strong> Todo vino, creo, gracias a un librito para niños que teníamos en casa –¡lo que daría por recuperarlo o recordar su título!- en el que se explicaba el oficio con todo tipo de informaciones y trucos para llevar a término una pesquisa. A falta de clientes me busqué mi propio caso y empecé a andar tras la pista de un merodeador barbudo que rondaba mi casa. En un cuaderno tracé su retrato-robot y escribí detalles sobre su indumentaria, vehículo y las horas en las que aparecía; hasta le apodé con un nombre cazado al azar, "<span style="color:#ff6600;">Petritxol"</span>, cuando ignoraba que así se llamaba la recóndita <a href="http://w3.bcn.es/V01/Serveis/Noticies/V01NoticiesLlistatNoticiesCtl/0,2138,2071881_2077063_2_104211819,00.html?accio=detall&home=">callejuela</a> barcelonesa a la que uno llega guiado por su poderoso aroma a chocolate deshecho y pastas calientes. Lo único que temía era el momento de echar el guante al criminal, pero libre de complejos feministas decidí que de esa parte se ocuparía mi hermano, compañero de juegos y socio del proyectado gabinete. Un día "Petritxol" desapareció y no tuve más remedio que enrolarme en el mundo novelesco de la mano de célebres inspectores -Holmes, Poirot, Maigret- y enamorarme de los héroes que protagonizaban novelas de peligrosos contrabandistas, robos y asesinatos que sucedían en mansiones inglesas a lo <a href="http://www.labutaca.net/52berlinale/gosfordpark.htm">Gosford Park</a> mientras se celebraban fiestas y se fumaba tabaco de rapé y pipa. <strong>Nunca más me interesó la novela policíaca, pero últimamente me da la sensación de haber recuperado aquel entusiasmo inicial del caso "Petritxol". Sigo pistas, recojo apuntes dispersos que luego he de hilvanar, paseo entre notas al pie, recorro hemerotecas en busca de un hallazgo que arroje luz a mi modesto caso y saboreo la búsqueda -a veces costosa- con una mezcla de ingenuidad, alegría y misterio.</strong> Esta vez también me he servido de <a href="http://www.casadellibro.com/fichas/fichabiblio/0,1094,2900000644792,00.html?codigo=2900000644792">un librito</a>; lo descubrí en casa de <a href="http://rafagadeletras.blogspot.com/2006/12/plazos.html">AnaCó</a>. En él he encontrado huellas muy útiles y experiencias alentadoras: </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;">No había en él ni principio, ni medio, ni fin. Solamente había ante él una amplia materia caótica, cuyas formas se vislumbraban vagamente en la niebla. A medida que algunas partes destacaban de las tinieblas, anotaba rápidamente sus contornos. A menudo, indicaciones breves, una palabra, un rasgo fugaz, un relámpago más que un pensamiento, un signo que señalaba que había que buscar por ese lado; de tarde en tarde alguna indicación precisa, y aquí y allá, como en las cacerías, una rama rota para encarrilarnos de nuevo, una promesa de retorno.</span></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;">* * *</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;">Lo principal es hacer lo que aconsejaba el viejo Eclesiástico: darse alegría en el trabajo, hacer gozar al alma en medio del trabajo. </span></div><div align="justify"><span style="color:#3333ff;"></span></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:85%;color:#ff6600;">(Jean Guitton: <em>El trabajo intelectual, </em>Rialp. 2005, pp. 60 y 155)</span> </strong></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-20822777470913049162007-04-28T16:55:00.000+02:002007-04-29T11:38:41.691+02:00DEFENSA DE LA MINORÍA (E)LECTORA<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_u17lpexuW591KO2R85YRDdF5TOwISPtWAW78pvVAjB573IUs5SfQV-W8oZzICy0PUcGO41Dg97zfrkOTJGYGt2Ob4p1qvB2hQjdg_hBoip-bP3YQ8dLfsriXd7gG2oVoIkPvVQ/s1600-h/hierba+y+machado.JPG"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5058511335405041762" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 280px; CURSOR: hand; HEIGHT: 240px" height="169" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi_u17lpexuW591KO2R85YRDdF5TOwISPtWAW78pvVAjB573IUs5SfQV-W8oZzICy0PUcGO41Dg97zfrkOTJGYGt2Ob4p1qvB2hQjdg_hBoip-bP3YQ8dLfsriXd7gG2oVoIkPvVQ/s320/hierba+y+machado.JPG" width="276" border="0" /></a> <span style="color:#000000;">Ya pasó el día de</span> <span style="color:#ff0000;"><strong>San Jorge</strong></span>, <span style="color:#000000;">y con él un torbellino de libros y rosas. Por sincero amor a la ficción y a las tradiciones, cada <strong>23 de abril</strong> asisto con gusto al espectáculo efímero y disfruto imaginando que en esta era digitalizada y desenamorada los hombres vuelven a casa no sólo con la barra de pan, sino también con un libro bajo el brazo y que aún existen sensibles caballeros que buscan la mejor flor para su dama. Eso sí, siempre contemplo la escena a una distancia prudente; me acerco lo justo a los puestos, no sea que la carroza se convierta en calabaza antes de las doce: intento no distinguir los títulos sobre los que se abalanzan las gentes, ni fijarme demasiado en las rosas clónicas amontonadas en los cubos de las floristerías.</span> <span style="color:#000000;"><strong>Pero <em>tras el vivir y el soñar, está lo que más importa, despertar. </em>A medianoche viene la melancolía y sufro por todos esos libros que van a ser abandonados; por todos esos jarrones en desahucio hasta el próximo año y por los millares de autores que no fueron incluidos en las listas del magazine dominical y no han podido abrir el apetito de la masa y aliviar así el suyo. A la mañana siguiente todo ha parecido, en efecto, un <em>sueño</em>.</strong> Quedan</span><span style="color:#000000;"> las guirnaldas caídas tras la fiesta: puntos de libro que anuncian próximos best-sellers, pétalos marchitos en el suelo, banderitas ondeando lánguidas en los balcones, estantes a rebosar y pasillos vacíos en las librerías. Al pasear por las calles y toparme -como es habitual- sólo con tres o cuatro personas y con una o dos librerías, me olvido ya de la barahúnda de la jornada anterior, y me entusiasmo al pensar en esa </span><strong>minoría (e)lectora</strong> <span style="color:#000000;">que elige, busca y rebusca en librerías recónditas o en catálogos infinitos de Internet hasta encontrar el libro que sólo una vez oyó y le interesó; libro que compra y lee con fruición aunque su autor jamás pise un plató televisivo ni firme en el Corte Inglés. Claro que este cantar no es nuevo. En los años 40 <strong><span style="color:#ff6600;">Pedro Salinas</span> </strong>defendía a la minoría lectora y aborrecía tanto a los clubs o sociedades del libro como a las personas que, por comodidad, se privaban del gratuito lujo de elegir sus lecturas:</span> </div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">El fantasmón de siempre, el tiempo, empuja a muchos a olvidarse del derecho y, lo que es más grave, del deber, de tener en activo, ellos mismos, su facultad selectiva, y la abandonan perezosamente. <strong>Peligro, éste, de que la sociedad tutora, en lugar de estimular la actividad intelectual, moviéndola a operar por cuenta propia, la embote y la reduzca a un simple aceptar, mensual, automático, lo que han escogido los demás</strong> [...] Los intereses creados, entonces, empujan a los seleccionadores a elegir, con el pensamiento puesto no en el mérito puro de las obras en cuestión, sino en las probabilidades de que el gusto público acepte clamorosamente su fallo y el libro lo adquiera la gran mayoría de los abonados. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;">Así que no deberíamos agobiarnos tanto por el apabullamiento de novedades, listas y cientos de títulos que <em>debemos</em> leer para poder hacer un buen papel en la sociedad, sino por saber elegir, desbrozar, seleccionar, y guardar un poco de tiempo para leer y releer bien esos pocos libros <em>elegidos. </em>Y que eso nos baste:</span> </div><div align="justify"></div><div align="justify"><em></em></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Lo que conviene es conformarse: conformidad con el tiempo que nos es dado por providencia de Dios, conformidad con esa realidad que se nos impone de no leer en ese trecho temporal más libros que los que en él quepa leer, honda, fecunda y delicadamente. ¿Que no pueden ser muchos? Pues que sean buenos. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff6600;">(Pedro Salinas: "Defensa de la lectura")</span></div><div align="justify"><em></em></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-13219485607562322662007-04-15T12:33:00.000+02:002007-05-16T15:33:39.248+02:00DETRÁS DE LAS NUBES<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguutItofXNBH5145zL5D-6jo9vNxriqKCOGTkjvz2ytS_8KZD3RlY8nNNRO-OaDg175XozZuPgCSqV384v6sWigawso2vMhu9ehVVofjANdUIXulP7AG-K3blGz6p4_ByKujaFHw/s1600-h/sorolla.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5053618348452522050" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 261px; CURSOR: hand; HEIGHT: 235px" height="295" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEguutItofXNBH5145zL5D-6jo9vNxriqKCOGTkjvz2ytS_8KZD3RlY8nNNRO-OaDg175XozZuPgCSqV384v6sWigawso2vMhu9ehVVofjANdUIXulP7AG-K3blGz6p4_ByKujaFHw/s320/sorolla.jpg" width="291" border="0" /></a> <span style="color:#000000;">Nunca pensé que no me haría falta tener nueve años para imaginarme allá por detrás de las nubes a los seres que se han ido <em><span style="color:#333399;">al cielo</span></em>, con rostros llenos de luz paseando entre mullidos campos verdes. </span>Aunque es cierto que los ancianos con alzheimer dejan de reconocer a sus familiares, de un tiempo a esta parte no me preocupó tanto que <em>ella</em> no recordara nuestros nombres, sino más bien que sonriera y mantuviera los ojos abiertos o durmiera con gesto reposado y apretara la mano al notar la mía en la suya. Pero es hermoso saber que mi abuela <em>ahora</em> <span style="color:#000099;"><strong>re-conocerá</strong></span> todo; volverá a conocer a su marido, a sus hijos, a sus nietos y biznietos; y esta vez para siempre.<br /><br />Las palomitas de almíbar y el bizcocho, las tardes de tebeos en el balancín, su cara asomada en el cuarto de coser mientras remataba aquel conjunto azul que me encantaba llevar en verano, el "<em>mi niña, me traes la caja de los botones"</em>, sus ojos atlánticos y la ansiosa espera del agosto para ir juntas a recoger las moras que trepaban tras la tapia,<em> </em>el relato de aquel baúl que trajeron de Canarias, los bailes y su “<span style="color:#000099;">palmeeero sube a la palma/ y dile a la palmerita/que se asome a la ventana/que su amor la soli<em>s</em>itaaa..<em>..</em></span>”; sus hermanas Lucila y Luciana -la rebelde y la bendita- como sacadas de un cuento; la foto en blanco y negro de cuando era joven y novelera; la imagen del abuelo en la cocina preparando guisos e historias para chuparnos los dedos todos los miércoles, Garachico y los Realejos, su saludo alegre desde la ventana, las lanas de “la labor” interminable, el sombrero de paja. Y después los olvidos y la tristeza, la búsqueda constante y la dulzura de una sonrisa ocre, los impacientes “vamos, vamos” con su poco de mal genio que se evaporaba pronto, los suspiros de nostalgia y agradecimiento, su memoria tan embarullada como la madeja; y a pesar de todo, algunos rincones intactos. <strong>El enigma de aquella</strong> <strong>retahíla de palabras increíbles y frases descabaladas, de todo un lenguaje nuevo hecho de gestos, susurros y miradas que hubiéramos querido descifrar por completo. Y luego las siestas demasiado largas, y el paso cada vez más lento, y una mañana el silencio roto por la voz de su hija que en todo momento la arropó como su madre hiciera antaño con ella, mucho antes de saber que su vida <span style="color:#000099;">renacería</span> un día, entera, en la memoria y en el alma de los que nos quedamos aquí abajo, deseando que se aparten un poco las nubes. </strong></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-26071879269667699432007-03-26T13:52:00.000+02:002007-04-06T01:23:32.728+02:00LA MUJER Y SU SOMBRA<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggSmYZfA7MWJmbF7cYVEC9tZldbBzBwxZwKTOVAVmIeJNeci4NkknEgiMRiPFQug1fzm3x_jZuze7tz_AromtGxer0l4YNc7eqr7c4OQAW3BnwLzkDLxfPjzK9o9KxiRk6kBSd3Q/s1600-h/op.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5046200719069670786" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 198px; CURSOR: hand; HEIGHT: 305px" height="317" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEggSmYZfA7MWJmbF7cYVEC9tZldbBzBwxZwKTOVAVmIeJNeci4NkknEgiMRiPFQug1fzm3x_jZuze7tz_AromtGxer0l4YNc7eqr7c4OQAW3BnwLzkDLxfPjzK9o9KxiRk6kBSd3Q/s320/op.jpg" width="223" border="0" /></a>Últimamente me había parecido observar en mis trayectos en autobús cierta tendencia a la <em>masculinización</em> en buena parte de quinceañeras; no en su apariencia -pues lucen largas melenas con mechas, carmín y pestañas infinitas- sino más bien en su <em>discurso</em> cotidiano, especialmente cuando se refieren a las incipientes relaciones amorosas. Es sabido que las mujeres somos más críticas con nuestras congéneres, y por eso traté de ser justa y fijarme también en el discurso de los chicos: la impresión fue muy parecida, idénticos términos y eso sí, un tono algo más rudo. <strong>No digo que tengan que hablar como cursis personajes de novelas rosas ni que sea bueno el bovarismo, pero ya decía Antonio Machado que a las palabras de amor le sienta bien su poquito de exageración, esto es, su pizca de <em>poesía, </em>de <em>lirismo </em>y <em>creación, </em>qué sé yo, incluso les va bien su poquito de <em>silencio, </em>un espacio íntimo y secreto que no sea aireado a voces en el transporte público.</strong> En <em>La mujer y su sombra </em><span style="color:#ff6600;"><strong>Julián Marías</strong></span> diagnosticó una "crisis de lirismo"que afecta a hombres y a mujeres, y aun más a <em>ellas</em>, <em>noveleras </em>habituadas a ser seducidas por la palabra, a narrar(se) su vida sentimental:</div><div align="justify"></div><div align="justify">«<span style="color:#000099;">El amor consiste fundamentalmente en <em>decirse</em> cada uno al otro, forma radical de “darse” personalmente [...] El amor consiste muy principalmente en hablar, y el declive de la conversación lo afecta profundamente. Hace falta lo que solo en algunas épocas existe: un lenguaje amoroso. El amor ha usado siempre –o casi siempre- la seducción por la palabra, principalmente por parte del hombre. La palabra lleva al descubrimiento de un mundo iluminado por el reflejo del amor, y esto suele ser un poderoso vehículo de su realización.» </span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#000000;">(Julián Marías: <em>La mujer y su sombra, </em>1987)</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"><span style="color:#000000;">También para </span><strong>Carmen Marín Gaite</strong></span> el que no acierta a <em>contar </em>a otro o a contar a sí mismo una historia de amor, acaba dándose cuenta de que esa historia no ha existido.<strong> </strong>Por eso<strong> </strong>lamentaba<strong> </strong>que<strong> la desmitificadora juventud se escabulla de la "retórica amorosa" con el mismo ahínco que sus antepasados ponían en silenciar el acto carnal, y la sustituya por una nueva "retórica del desarraigo".</strong> </div><div align="justify">Y claro, a menudo al bajar del autobús me viene la nostalgia de aquel cantar de <span style="color:#ff6600;"><strong>Augusto Ferrán</strong><span style="color:#000000;"><strong> </strong>que dejé copiado en mi agenda de BUP, para mantenerme a salvo: </span></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Hay cuentos que no son cuentos</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y que son una verdad;</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">escucha si no, morena,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">el que te voy a contar.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">"Se quisieron una hora:</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">no se olvidaron jamás..."</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">una hora es una vida...</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">es cuento, pero es verdad. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"></span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com20tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-46633778666758287752007-03-02T00:02:00.000+01:002007-03-02T01:36:59.943+01:00POR EL CAMINO<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-Y_EJFISD6jtdadOp3T4_WnLuHnY0W-q0WU8-ln1aMaz_iPIXy1UWOcg-RDkZcwzAwIgT-CdgHf40rsa_IjOrlnadLdcilmdAjsO-NrHy997YuzWE_mUlHMAsRMJzJUmczfix6Q/s1600-h/f_0671.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5037099522517778786" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 282px; CURSOR: hand; HEIGHT: 248px" height="257" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi-Y_EJFISD6jtdadOp3T4_WnLuHnY0W-q0WU8-ln1aMaz_iPIXy1UWOcg-RDkZcwzAwIgT-CdgHf40rsa_IjOrlnadLdcilmdAjsO-NrHy997YuzWE_mUlHMAsRMJzJUmczfix6Q/s320/f_0671.jpg" width="298" border="0" /></a> Marzo está aquí, con su viento tibio que se enfría de repente al anochecer y la mimosa en flor esparciendo copos amarillos por el césped del jardín. Un gato anaranjado se asoma entre las rejas, como pidiéndome permiso para entrar. Siempre hace lo mismo y antes de que le conteste ya se ha metido dentro; igualmente le digo que bueno, por ahora pase, pero por la tarde no quiero ni verte. Me gustan muy poco los gatos, sobre todo en la oscuridad, cuando detrás de una farola se nos aparecen sus ojos verdes o grises, bellos, fríos y misteriosos como aquéllos de la <a href="http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras?portal=0&Ref=20168&audio=0">leyenda de Bécquer</a>, y se quedan quietos, mirándonos hacia adentro, hasta que consiguen que nos dé un escalofrío y cambiemos de rumbo. Por la mañana es distinto, todo es distinto bajo la luz clara del sol y del cielo. Entonces existen las formas y los colores, pueden dejarse subidas las persianas y las puertas abiertas, no se oye el goteo de un grifo mal cerrado ni el zumbido tétrico de las palmeras, los gatos se vuelven prudentes y al fin nos libramos de esa absurda pesadilla en la que un desconocido nos persigue y no podemos correr, o hemos salido a la calle sin zapatos y no encontramos el camino de regreso a casa. </div><div align="justify"><br /><strong><span style="color:#ff6600;"><span style="color:#000099;">* * *</span><br /></span></strong>Paseo de un lado a otro, nerviosa, intentando organizar los próximos meses de ese horario extraño y anárquico del doctorando en el que unas pocas horas luminosas pueden salvar a todas las demás, obtusas y vacías. Al final me subo a una repisa alta para ver el almendro florido, melena de fresa y nata, de la casa vecina. Me quedo sentada allí arriba, mirándolo todo, el ladrillo, las nubes, la tierra, el almendro. Y pienso que yo no quería <em>estudiar</em> a los escritores, sino leer y <em>ser </em>escritora, para ver las cosas y saber nombrarlas y así quererlas más, y sobre todo intentar que mis lectores también las vieran, las nombraran, las quisieran. Abro el grueso libro que me acompaña, <a href="http://cvc.cervantes.es/ACTCULT/delibes/obra/camino.htm"><em><strong>El camino</strong></em></a> de <strong><span style="color:#ff6600;">Miguel</span> <span style="color:#ff6600;">Delibes</span></strong>, una bonita edición facsímil del manuscrito, lleno de palabras tachadas y notas añadidas en los márgenes. Pero la primera frase está intacta, perfecta para iniciar o cerrar cualquier novela, precisa para amar esta mañana de marzo a pesar de las dudas, los gatos, el horario: “<strong><span style="color:#000099;"><em>Las cosas podían haber sucedido de cualquier otra manera y, sin embargo, sucedieron así </em>[...]<em>”</em></span><em>.</em></strong><em> </em></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com10tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1214396966094361372007-02-24T13:47:00.000+01:002007-02-24T16:54:30.134+01:00LA COSTILLA DE ADÁN<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipp-TYhyg6_8IQmnPzzFd6wUMr5rYdKW4C6qqM-iepgitVZM5W_VZ9xvGBx2Fphj5wT-SIktxDzHaUXhlfxOw1u0zijh2vFdljZdMuoC1yZ5hqQXRoehj8qXU8PXGU_jiy54QDGg/s1600-h/Annex%20-%20Tracy,%20Spencer%20(Adam"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5035082159961279250" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 216px; CURSOR: hand; HEIGHT: 296px" height="316" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEipp-TYhyg6_8IQmnPzzFd6wUMr5rYdKW4C6qqM-iepgitVZM5W_VZ9xvGBx2Fphj5wT-SIktxDzHaUXhlfxOw1u0zijh2vFdljZdMuoC1yZ5hqQXRoehj8qXU8PXGU_jiy54QDGg/s320/Annex%2520-%2520Tracy,%2520Spencer%2520(Adam%27s%2520Rib)_01.jpg" width="247" border="0" /></a>Decidme, ¿cómo es posible que en pleno siglo XXI no hayan llegado a mi casa los nuevos roles de la sociedad postmoderna? Creo que lo más moderno que tenemos es la paridad –cuatro hermanas y cuatro hermanos-, y aquí el mérito no es del gobierno, cuidado. Con tanta revolución feminista no deja de sorprender que las madres sigan ejerciendo de mensajeras diplomáticas, palomas que transmiten a sus esposos propuestas arriesgadas, dulcificándolas por el camino, para que éstos, aun siendo extremadamente cerriles, acaben aceptándolas. Así sucedía cuando queríamos salir por la noche, y aún ahora, cuando la pequeña, de diecisiete años, ha de pedir permiso porque se ha montado un sospechoso plan de "estudio intensivo" con todas las amigas. Estas situaciones me hacen pensar siempre en el papel que hace Katharine Hepburn en <a href="http://www.alohacriticon.com/elcriticon/article385.html"><em>Adivina quién viene esta noche</em></a><em>, </em>con qué delicadeza trata de mediar entre la pareja de risueños enamorados y la terquedad absurda de Spencer Tracy. Pienso, incluso, que el moderno <strong><span style="color:#ff6600;">Feijoo </span></strong>hubiera aprovechado esta película como ejemplo cuando se puso en el "grave empeño" de defender a las mujeres: </div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Diríase que la docilidad de las mujeres declina muchas veces a ligereza; y yo respondo, que la constancia de los hombres degenera muchas veces en terquedad. Confieso que la firmeza en el buen propósito es autora de grandes bienes, pero no se me puede negar que la obstinación en el malo es causa de grandes males. </span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#000000;">(Benito Jerónimo Feijoo: "Defensa de la mujer", Discurso XVI, <em>Teatro crítico universal,</em> 1726-1740)</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify">Además, como en el cine en blanco y negro, creo que las esposas siguen siendo expertas en intuir cuándo el marido está preocupado por algo, aunque éste no haya pronunciado ni una palabra. Y todavía saben elegir las corbatas que quedan mejor con uno u otro traje y qué zapatos convienen en cada ocasión; por eso ellos solicitan la supervisión femenina cuando no están seguros, que es muy a menudo, de si esta camisa de rayas pega con un pantalón de pana, o cuando no logran ver la diferencia entre el gris pizarra y el verde cobalto o lo que es peor, entre el azul marino y el negro. <strong>Será que hay cosas que no cambian, por mucho que nos vendan series de mujeres liberadas y de hombres autosuficientes que se bastan y se sobran porque pisan el asfalto de Nueva York con gafas de sol extragrandes y lucen un traje impoluto que ha elegido su <em>asesora personal </em>(por lo visto los empresarios VIP ahora pagan millonadas por </strong><strong><a href="http://www.elconfidencial.com/ocio/indice.asp?id=1522">ese tradicional servicio casero</a>)</strong><strong>. O simplemente que en mi casa nos quedamos con algunos de aquellos motivos que daba <span style="color:#ff6600;">Diego de San Pedro</span> por allá en el siglo XV en favor de la sensibilidad y el consejo maternal-femenino</strong>.Y así de reaccionarios resultamos, ¡ay!, con razón: </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">La dezena [razón] es por el buen consejo que siempre nos dan, que a las veces acaece hallar en su presto acordar lo que a nosotros cumple largo estudio y diligencia buscamos. Son sus consejos pacíficos sin ningún escándalo, quitan muchas muertes, conservan las paces, refrenan la ira y aplacan la saña. Siempre es muy sano su parecer.<br />[...]<br />La razón dieciséis es porque nos hazen ser galanes: por ellas nos desvelamos en el vestir, por ellas estudiamos en el traer, por ellas nos ataviamos de manera que ponemos por industria en nuestras personas la buena disposición que naturaleza a algunos negó. Por artificio se enderezan los cuerpos, pidiendo las ropas con agudeza, y por el mismo se pone cabello donde fallece, y se adelgazan o engordan las piernas si conviene hazello; por las mugeres se inventan los galanes entretales, las discretas bordaduras, las nuevas invenciones; de grandes bienes por cierto son causa.<br /></span><span style="font-size:85%;">(Diego de San Pedro, <em>Cárcel de amor</em>, 1492)</span> </div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-5305363192973423982007-02-16T18:19:00.000+01:002007-02-17T18:04:04.954+01:00CABALLO DE CARTÓN<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT_KrSSWv69bfa9rHJ3SYaKQpkZkG4-CllLgvc1SK0KE8Uz0AG70BobE3PY0S5tEKnvlA3gABZIUuCEz6HLiuNvgAua2Hvmgt84xFVApR1lH2IQtTAXCSJoJ5I5tEei9gWL-sOSQ/s1600-h/13caballo32.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5032196002219159474" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 164px; CURSOR: hand; HEIGHT: 307px" height="314" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgT_KrSSWv69bfa9rHJ3SYaKQpkZkG4-CllLgvc1SK0KE8Uz0AG70BobE3PY0S5tEKnvlA3gABZIUuCEz6HLiuNvgAua2Hvmgt84xFVApR1lH2IQtTAXCSJoJ5I5tEei9gWL-sOSQ/s320/13caballo32.jpg" width="175" border="0" /></a>Ironías de la vida, justo después de acabar de corregir exámenes, al poco de colgar mi entrada sobre Gracián en la que me recreaba en mi gozosa parsimonia, mientras me deleitaba pensando en el cuatrimestre que se abría libre y anchuroso para complacer a doña Tesis, me cayeron unas sustituciones de dos semanas a preparar en tiempo record. Quejarme, no me podía quejar de las preciosas asignaturas, pero sí de que precisamente por ello eran más difíciles y comprometidas: “<em>Poesía española del siglo XX</em>” y “<em>Modernismo en España</em>”. La segunda la salvé fácilmente con un recorrido por las revistas literarias de la época; la primera me costó Dios y ayuda, aturdida por múltiples dilemas: ¿Acudir a las antologías, a los manuales y estudios críticos, o seleccionar poetas y poemas a mi gusto?. Intenté compaginar ambas opciones a sabiendas de que se explica mejor cuando se participa o se disfruta de la materia. Pero en esos casos da más miedo meter la pata y destrozarlo todo; aunque los alumnos no lo adviertan, tú sí, y si no sale bien se te queda un sabor amargo de falsedad y traición. Hice lo que pude y, por supuesto, no me metí en la espesura contemporánea donde tantos críticos deambulan sin norte entre generaciones <em>novísimas </em>y tendencias experimentales, culturalistas, neosurrealistas y hasta ¿supragarcilasistas?, por no hablar del <em>realismo sucio </em>de los ’95, que a mí me recuerda a algunas imágenes de Arco ’07. <strong>No se me enfaden los jóvenes poetas andaluces (cuya obra, junto con la de Miguel d'Ors, la prefiero entre muchas) por no promocionarlos en el aula: quiero guardar sus poemas todavía un tiempo entre mis manos, bajo el rincón íntimo de la luz de mi mesilla, pasear largas horas con ellos en las mañanas de jardín; esto es, vivirlos y reposarlos antes para comentarlos cómo se merecen desde la distancia y la experiencia que, desde luego, aún me falta. Por eso les serví poemas de Juan Ramón Jiménez, Dámaso Alonso y Luis Rosales. Es cierto, digamos que opté por la prudencia, "<span style="color:#ff6600;">una <em>vaga prudencia de caballo de cartón en el <span style="color:#ff6600;">baño</span><span style="color:#000000;">"</span></em></span> que me he reprochado esta misma tarde, mientras revisaba las fotocopias que había repartido durante la semana:</strong><br /><br /><span style="color:#000099;"><strong>AUTOBIOGRAFÍA</strong><br /><br />Como el náufrago metódico que contase las olas que le bastan para morir,<br />y las contase, y las volviese a contar, para evitar errores,<br />hasta la última,<br />hasta aquella que tiene la estatura de un niño, y le besa y le cubre la frente,<br />así he vivido yo con una vaga prudencia de caballo de cartón en el baño,<br />sabiendo que jamás me he equivocado en nada,<br />sino en las cosas que yo más quería. </span></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:85%;"></span></strong></div><div align="justify"><strong><span style="font-size:85%;">(Luis ROSALES, <em>Rimas</em>, 1951)<br /></span></strong><br />Poema -vivido y revivido- que me ha trasladado a otro que escribí yo hace algunos años, mecida más o menos por el mismo presagio trágico. Por aquel entonces fabulaba la historia de alguien que siempre estuvo preocupado en muchas cosas, dejándose a las importantes por el camino. Al final se quedó con las manos vacías, como un tonto, al pie del andén desierto. Sin prudencia ni recato os lo dejo también aquí: </div><br /><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong>EL JINETE EN LA ESTACIÓN</strong></span><br /><span style="font-size:85%;color:#000099;"><span style="font-size:78%;"> "<em>porque en amor locura es lo sensato</em>"</span></span><br /><span style="font-size:78%;color:#000099;"> (Antonio Machado)</span></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Suena un silbido agudo. Es el tren</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">que pasa relinchando, luciendo largas crines</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">de humo. Pronto el túnel engullirá </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">el galopar. Dejarán de centellear las vías. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Un jinete corre, corre hacia el andén, desierto.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Casi toda la tarde limpiando sus pistolas. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Abrillantando con cera la montura.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Practicando en el aire con las riendas. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Casi toda su vida. Y no haber entendido</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">el consejo del maquinista jubilado: </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">-¡Atento, joven!- le hubo advertido-</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">a esta estación a veces llegan</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">hermosos corceles desbocados. </span></div><div align="justify"><br /></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#000000;">[Tarragona, otoño del 2000]</span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-11764600797884420202007-02-09T22:31:00.000+01:002007-02-10T16:24:38.464+01:00VOCES VOLADORAS<div align="justify"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7hil2-H5x253qeicjcPaewpL1OFwjCw7i72Po5mHlfEOzjX8TU-bGmXvSd5t3Qo9ahFHcFhkdlto0IHoXD3__1AUp2xmA-tMZYI49iF5kZExKAdew3j5DdZSmE133g8maf6aNXw/s1600-h/13881F0j70hjg327d619t3R43pc5kg452.jpg"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5029659467548585874" style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" height="317" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7hil2-H5x253qeicjcPaewpL1OFwjCw7i72Po5mHlfEOzjX8TU-bGmXvSd5t3Qo9ahFHcFhkdlto0IHoXD3__1AUp2xmA-tMZYI49iF5kZExKAdew3j5DdZSmE133g8maf6aNXw/s320/13881F0j70hjg327d619t3R43pc5kg452.jpg" width="223" border="0" /></a> Aunque amante del pensar solitario y, si es posible, lejos del ruido mundanal, siempre estuve de acuerdo con el cantar machadiano: <span style="color:#000000;"><em>En mi soledad/ he visto cosas muy claras,/ que no son verdad</em>.</span> La charla y los ojos del amigo tras el café humeante pueden derribar los espejos opacos en los que a veces nos perdemos, tropezando con nuestra propia sombra. El rostro de facciones y gestos aprendidos que de pronto nos sorprende con un matiz diferente, con un imprevisible arranque de alegría o de ternura. El otro lanza una moneda al aire y…¡<em>voilà</em>!, descubrimos una cara de la realidad que jamás habíamos sospechado en una larguísima duermevela, ni en todos nuestros líricos paseos por parques viejos y atardecidos. Y nuestro interlocutor nos cautiva, con todas esas palabras que brotan bajo el estimulante desafío de desempolvar ideas adormiladas y ofrecérnoslas transparentes y lúcidas, incluso por el puro afán de divertirnos. Pero <em>cualquier día, en cualquier esquina</em>, pensamos en la fragilidad de la vida y en la fortuna que sentimos al caminar al lado de aquella persona. Entonces deseamos pronunciar una frase, sencilla y auténtica, <em>tocada de alma, </em>como diría Juan Ramón. Pero esas pocas palabras se encogen antes de llegar al andén y se echan atrás, paso a paso, con sigilo. Al final llega la hora, silba el tren y otras palabras ruidosas llenan los amplios vagones. Luego sentimos como los puntos suspensivos se prolongan con ademán suplicante, se nos agarran al abrigo y estiran hasta hacernos retroceder. Con tristeza, recordamos al protagonista de <em>Señora de rojo sobre fondo gris</em>, cuando lamenta no haber dicho a tiempo a su mujer cuánto la amaba, cuán necesaria le era, y concluye que "<span style="color:#000099;">la vida sería más llevadera si dispusiéramos de una segunda oportunidad". </span>Pero por hoy ya es tarde: el teléfono ahogó tu voz en un pitido agudo; arrancó el motor del coche y tras la ventanilla no oye lo que musitamos desde la acera; al volver la esquina, <em></em>su imagen se esfumó. Entonces es mejor callar y, al trasluz del aire, tratar de adivinar si lo que dice el poema de Salinas es cierto, que <span style="color:#000099;">el silencio, para el que vive en amor, no es más que un buscarse trémulo entre dos voces voladoras</span>. Quién sabe. </div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1170272422439182992007-01-31T21:12:00.000+01:002007-02-01T01:12:50.403+01:00GRACIÁN, EL EQUILIBRISTA<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/528784/equilibrio.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 270px; CURSOR: hand; HEIGHT: 194px" height="200" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/320/199346/equilibrio.jpg" width="278" border="0" /></a><em>Algunos</em> sabéis que en mí la serenidad gana el pulso a la velocidad. Por eso me vencen también los plazos para entregar solicitudes y firmar actas, y me derrota la premura que exigen las supuestas palabras veloces del blog y el centón de páginas blancas de la impaciente tesis, y encima me pongo nerviosa porque quiero cumplir a tiempo y bien. <em>Otros</em> pocos saben incluso que me gusta desayunar en casa a las nueve -tostadas, cereales y café con leche- mientras otros corren por la calle con su s<em>tarbuck's coffee</em> en mano, que me encantan los <a href="http://rafagadeletras.blogspot.com/2006/12/agobios.html">elogios a la lentitud </a>que nos <a href="http://rafagadeletras.blogspot.com/2006/10/lentamente.html">regala</a> a veces <a href="http://rafagadeletras.blogspot.com/2006/06/festina-lente.html">AnaCó</a> y que simpatizo con la escritura parsimoniosa de Carmen Laforet. Y <em>yo</em> sé que bien me viene un coscorrón en la cabeza, o dos y tres y cuatro, de aquel jesuita más <em>equilibrista </em>que <em>criticón, </em>para espabilar un poco. Porque nuestro <span style="color:#ff6600;"><strong>Baltasar</strong></span> <span style="color:#ff6600;"><strong>Gracián,</strong> <span style="color:#000000;"><strong>a</strong></span></span><span style="color:#000000;"><strong>stuto como la serpiente, primero nos sorprende con sus conceptos mezcla de sabiduría, ingenio y agudeza:</strong></span></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"><strong></strong></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>No ser malo de puro bueno</strong></em> [...] Alternar lo agrio con lo dulce es prueba de buen gusto; sola la dulzura es para niños y necios.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong><em>Palabras de seda, con suavidad de condición</em></strong> [...] Siempre se ha de llevar la boca llena de azúcar para confitar palabras, que saben bien a los mismos enemigos.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Sin mentir, no decir todas las verdades.</strong></em> No hay cosa que requiera más tiento que la verdad, que es un sangrarse del corazón. Tanto es menester para saberla decir como para saberla callar. No todas las verdades se pueden decir: unas porque me importan a mí, otras porque al otro.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong><em>Las cosas no pasan por lo que son, sino por lo que parecen</em></strong>. Valer y saberlo mostrar es valer dos veces.</span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Atención a no errar una, más que a acertar a ciento.</strong></em> Nadie mira al sol resplandeciente, y todos al eclipsado. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><strong><em>Huir la nota en todo</em></strong>; que, en siendo notados, serán defectos los mismos realces [...] Hasta en lo entendido lo sobrado degenera en bachillería.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong>Y más adelante nos invita a cultivar ese difícil arte de la <em>templanza, </em>o del <em>equilibrismo</em>.</strong> Por de pronto, a ver si me entreno bien para no caer tan a menudo de esa cuerda que debe sostenerme entre la <em>diligencia</em> y el ritmo <em>lento</em>, entre el obrar <em>presto</em> y el gozar <em>despacio</em>, entre la <em>prudencia</em> y el <em>despejo</em>, entre la torpe <em>indecisión </em>y la <em>resolución </em>pronta. Y así saber cuándo es preciso mantener <em>tirante</em> la rienda y cuándo <em>picarla</em>:<br /><br /><span style="color:#000099;"><strong><em>Diligente e inteligente.</em> </strong>La diligencia ejecuta presto lo que la inteligencia prolijamente piensa. Es pasión de necios la prisa, que, como no descubren el tope, obran sin reparo […] La presteza es madre de la dicha. Obró mucho el que nada dejó para mañana. Augusta empresa correr a espacio. </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Hombre de resolución.</strong></em> Menos dañosa es la mala ejecución que la irresolución. No se gastan tanto las materias cuando corren como si estancan.<br /><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>No vivir a prisa</strong>.</em> El saber repartir las cosas es saberlas gozar. […] Son más los días que las dichas. En el gozar, a espacio; en el obrar, a prisa. Las hazañas, bien están, hechas; los contentos, mal, acabados.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>No cansar</strong> </em>[...] Gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Y aun lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas esencias que fárragos [...] Lo bien dicho se dice presto.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Pensar anticipado.</strong> </em>Hoy para mañana y aun para muchos días. La mayor providencia es tener horas della; para prevenidos no hay acasos, ni para apercibidos aprietos. No se ha de aguardar el discurrir para el ahogo, y ha de ir de antemano [...] Toda la vida ha de ser pensar para acertar el rumbo. El reconsejo y providencia dan arbitrio de vivir anticipado.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Hombre detenido, evidencia de prudente</strong></em>. Es fiera la lengua, que, si una vez se suelta, es muy dificultosa de poderse volver a encadenar.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Hombre de espera.</strong> </em>Nunca apresurarse ni apasionarse. Sea uno primero señor de sí, y lo será después de los otros. La detención prudente sazona los aciertos y madura los secretos. La muleta del tiempo es más obradora que la acerada clava de Hércules. El mismo Dios no castiga con bastón, sino con sazón. La misma fortuna premia el esperar con la grandeza del galardón.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em></em></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><em><strong>Más vale el buen ocio que el negocio.</strong> </em>No tenemos cosa nuestra sino el tiempo [...] Igual infelicidad es gastar la preciosa vida en tareas mecánicas que en demasía de las sublimes; ni se ha de cargar de ocupaciones ni de envidia; es atropellar el vivir y ahogar el ánimo. </span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">(Baltasar Gracián: <em>Oráculo manual y arte de prudencia, 1647)</em></span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com12tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1169665447873248612007-01-24T16:14:00.000+01:002007-01-24T23:08:43.270+01:00MESAS Y SOBREMESAS<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/630540/20050474.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 214px; CURSOR: hand; HEIGHT: 308px" height="312" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/320/182161/20050474.jpg" width="230" border="0" /></a><span style="color:#ff6600;"><span style="color:#000000;">La mesa puesta y vestida con todo detalle en el centro de la estancia acristalada de una casa antigua. Las sillas que guardaban sitios secretos ocupados tiempo atrás por padres y hermanos. El sol de las dos jugando en las copas de vino. El anfitrión acogiendo cálidamente a los invitados, que no se conocían entre sí: un sabio filósofo, <em>sencillo como la paloma, </em>un animoso estudiante de psicología, dos abogados apasionados por mucho más que el derecho, un despiertísimo estudiante de bachillerato, una filóloga alucinada. El aroma de aquellas viandas cocinadas sin prisa que empezamos raudos al calor del que pensó en el <em><a href="http://www.filasiete.com/dvd/el-festin-de-babette">El festín de Babette</a></em>. Y una<em> </em>prodigiosa sobremesa que se alargó hasta el anochecer, llena de sentido, acompañada por aquel misterioso reloj que acertaba a sonar justo después de una palabra rotunda. En aquella velada se habló de muchas cosas, del hombre, de trabajos, de vocaciones, de aquella <em>fidelidad creadora </em>que tanto me gustó<em>,</em> de poesía, del vino de California, de la historia de un Grand Marnier que, por nuestra culpa, ya no cumplirá los doscientos años. Cristian, el estudiante de bachillerato, pidió a Eusebi, el anfitrión, que nos contara cómo había descubierto su vocación (la filosofía y la docencia). Gracias a Cristian, pues, escuchamos una preciosa respuesta, que lamento no poder transcribir con exactitud: "<em>Fue en las interminables sobremesas y tertulias familiares que se organizaban en esta misma mesa que estamos ocupando hoy nosotros, bajo esta misma luz que va declinando. Aquí empecé a amar el preguntar y el escuchar, y pronto surgió el deseo de poder enseñar lo que aprendiese, a través de la palabra viva</em>."</span></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;"><span style="color:#000000;"></span></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Este recuerdo ha volado hasta mi habitación mientras leía cómo disfrutó <span style="color:#ff6600;"><strong>Clavijo y Fajardo,</strong> <span style="color:#000000;">cuando,</span> </span>después de haber visitado una docena de tertulias frívolas e intrascendentes, acudió al fin a una que le llenó de satisfacción: </div><div align="justify">"<span style="color:#000099;">Nunca hablaban dos tertuliantes a la vez y a ninguno se le permitía hacer degenerar en disputa la conversación. Esta tertulia fue la escuela donde aprendí en seis meses más de lo que me habían enseñado en la universidad</span>"</div><div align="justify"><span style="font-size:85%;">(Clavijo y Fajardo: <em>El Pensador</em>, 1762)</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify">Y luego me he quedado callada, mirando por la ventana. Me parecía estar oyendo la voz pausada de <strong><span style="color:#ff6600;">Carmiña</span></strong>, tan amiga de la charla, al dolerse de no hallar interlocutores dispuestos: </div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">"Amigos, yo quisiera conoceros un poco. Pero os escondéis entre gestos, entre montañas de gestos y palabras. Os lanzáis vuestras palabras para enseñaros unos a otros lo que sabéis, como si os enseñarais los dientes. Quizá habéis conocido alguna vez aquel puro placer de regalar palabras, de escuchar las que el otro nos regala. Pero se os va olvidando poco a poco</span>."</div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;">(Carmen Martín Gaite: "Vuestra prisa")</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify">Más tarde, después de bajar las persianas, he escuchado otra Voz, más profunda y antigua, que me ha sugerido que mejor cierre ya esta entrada, pues sus palabras nos brindan la mejor excusa para seguir conversando, si queréis, detrás del telón de esta página:</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><strong><span style="color:#000099;">"El horno prueba los vasos del alfarero;/ la prueba del hombre es su conversación./ </span><span style="color:#000099;">El árbol bien cultivado se conoce por sus frutos,/y el corazón del hombre por la expresión de sus pensamientos"</span></strong></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"><span style="font-size:85%;">(<em>Eclesiástico, 27, 6-7)</em></span></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1169035073305049072007-01-17T12:02:00.000+01:002007-01-17T15:08:34.066+01:00EN SURCO AJENO<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/393465/parlamento.gif"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 282px; CURSOR: hand; HEIGHT: 223px" height="202" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/320/992854/parlamento.png" width="297" border="0" /></a>Yo que casi nunca me atrevo a escribir sobre <strong><span style="color:#ff6600;">política</span></strong> <a href="http://egmaiquez.blogspot.com/2007/01/la-oposicin-la-oposicin.html">leo con atención</a> a mis compañeros de retahílas, por si se abre un surco imprevisto en mi huerto. Pero como en la era de lo políticamente correcto lo más <em>correcto </em>es atender a <em>la perspectiva</em> <em>del otro lado del Estrecho</em>, esta mañana me dispongo a echar un vistazo a las cartas que el joven marroquí <strong>Gazel </strong>enviaba a su anciano maestro <strong>Ben-Beley.</strong> </div><div align="justify">Y qué sorpresa. Creo que ya entiendo mejor los errores de nuestro tan humilde y humano Presidente, todo un <em>político</em>: </div><div align="justify"> </div><div align="justify"> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">"Arreglado a la definición de la voz <em>política </em>y su derivado <em>político, </em>según la entiende mi amigo Nuño, veo un número de hombres que desean merecer este nombre. Son tales, que con el mismo tono dicen la verdad que la mentira; no dan sentido alguno a las palabras <em>Dios, padre, madre, hijo, hermano, amigo, verdad, obligación, justicia </em>y otras muchas que miramos con tanto respeto y pronunciamos con tanta veneración los que no nos tenemos por dignos de aspirar a tan alto timbre con tales competidores. Mudan de rostro mil veces más a menudo que de vestido. Tienen provisión hecha de cumplimientos, de enhorabuenas y pésames. A costa de inmenso trabajo han adquirido cantidades innumerables de ceños, sonrisas, carcajadas, lágrimas, sollozos, suspiros y (para que se vea lo que puede el entendimiento humano) hasta desmayos y accidentes. Viven sus almas en unos cuerpos flexibles y doblegables que tienen varias docenas de posturas para hablar. escuchar, admirar, despreciar, aprobar y reprobar [...] <strong>Son, en fin, veletas que siempre señalan el viento que hace, relojes que notan la hora del sol[...] ¿De dónde viene que no sacan fruto de sus trabajos? Les falta, dice Nuño, una cosa. ¿Cuál es la cosa que les falta? No les falta más, dice Nuño, que entendimiento."</strong></span></div><div align="justify"><strong><span style="color:#000099;"></span></strong></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#ff6600;">[José CADALSO: <em>Cartas marruecas, </em>"Carta LXIII"]</span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1168374079024454962007-01-09T20:54:00.000+01:002007-01-09T22:54:29.460+01:00HORTELANO, A TU HUERTO<a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/73883/Millet-Semb.jpg"><img style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 308px; CURSOR: hand; HEIGHT: 263px; TEXT-ALIGN: center" height="270" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/320/949995/Millet-Semb.jpg" width="315" border="0" /></a><br /><div align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="color:#000099;"><strong>E</strong></span></span><span style="font-size:85%;"><span style="color:#000099;"><strong>MPEZAR SIEMPRE<br /></strong>Nunca hemos empezado a vivir ni a morir y nunca acabaremos de empezar. Empezar, la gran ilusión de toda mi vida; siempre empezar, siempre volver a empezar.<br /></span>(Juan Ramón Jiménez, <em>Ideolojía</em>)<br /></span><br />Cada día tenemos la posibilidad de <em>empezar</em>, pero no caemos en la cuenta hasta que nos lo anuncian a bombo y platillo con la festiva inauguración de un nuevo año. Sería bueno que, por lo menos, un leve tintineo nos lo recordara cada amanecer, de modo que los propósitos brotaran con la misma frescura y el mismo fervor que cada primero de enero. De perogrullo es que para <em>realizar </em>un pensamiento es imprescindible darle <em>realidad</em>. Como aprendí de un sabio amigo, el primer paso para cumplir un proyecto puede ser convertirlo en letra, amarrarlo a buen puerto para que no se pierda ni nos pierda con el viento de marzo. Por eso dejo anclado aquí mi propósito* para el nuevo año: cultivar mejor mi huerto, ¡tan pequeño y siempre con tanto por hacer en él! Para empezar deben arrancarse sin contemplaciones todas las raíces secas, cortar las malas hierbas, desbaratar la gruesa alfombra de hojas marchitas y podar las ramas, para que nazcan con brío flores y frutos después del frío invernal. <strong>Pienso en</strong> <strong>Santa Teresa, en cómo se deleitaba pensando que su alma era un huerto que debía cultivar con esmero y tesón, armada de la humildad necesaria para cortar y desechar lo inservible, siempre a la búsqueda de frutos mejores, incluso cuando todavía su soñado vergel no alcanzaba más que a ser un páramo</strong>:<br /><br /><span style="color:#000099;">Digo cortar, porque vienen tiempos en el alma, que no hay memoria de este huerto; todo parece está seco, y que no ha de haber agua para sustentarle, ni parece hubo jamás en el alma cosa de virtud. Pásase mucho trabajo, porque quiere el Señor que le parezca al pobre hortelano, que todo el que ha tenido en sustentarle y regarle, va perdido. Entonces es el verdadero escardar y quitar de raíz las hierbecillas, aunque sean pequeñas, que han quedado malas, con conocer no hay diligencia que baste si el agua de la gracia nos quita Dios, y tener en poco nuestra nada, y aun menos que nada. Gánase aquí mucha humildad; tornan de nuevo a crecer las flores<em>.<br /></em></span>(Santa Teresa de Jesús, <em>Libro de la Vida,</em> cap. XIV)<br /><br /><span style="font-size:85%;color:#000000;">*<strong>Nota:</strong> En mi propósito está incluido mejorar el cuidado de uno de los productos que con más cariño intento cultivar en mi huerto, el <em>blog, </em>al que a menudo dejo al albur de las tormentas y de mi [tan frecuente] sequía<em>. </em>En el tintero del año viejo quedaron muchas ideas a las que quise dar orden y ofrecí embarulladas o quedaron mudas, muchos libros por leer, cartas, gestos y poesías que <em>duermen bajo las aguas </em>a la espera de una centellica iluminadora. A todos vosotros, amigos, gracias por haber ayudado a labrar y alimentar su tierra a vuestro paso por él. Cortad y arrancad también lo que creáis preciso. </span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1166605903118293542006-12-20T10:04:00.000+01:002006-12-20T12:15:35.043+01:00TIRAR DEL HILO EN NAVIDAD<a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/762925/morrissey.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/400/422435/morrissey.jpg" border="0" /></a> Qué gozo empezar a enviar postales, a oír <a href="http://egmaiquez.blogspot.com/2006/12/entre-comida-y-comida.html">villancicos </a>y a contar los pasos que faltan para llegar a <a href="http://almargendelosdias.blogspot.com/2006/12/villancico-moderno-para-la-navidad-de.html">Belén</a> . En estas fechas el tiempo –<a href="http://egmaiquez.blogspot.com/2006/12/escrito-principios-de-septiembre.html">que voló desde el perezoso septiembre postestival</a>— parece que cobra relieve y nos deja contemplarlo, como en <a href="http://rafagadeletras.blogspot.com/2006/12/tiempo.html">un delicado reloj de arena</a>. Para mí hoy con especial dramatismo, pues abro la puerta a la edad fatal: ¡los veinticinco!. Menos mal que <span style="color:#ff6600;"><strong>Carmen Martín Gaite</strong></span> me anima con los apuntes que dejó en uno de sus cumpleaños, un ocho de diciembre de 1972:<br />«<span style="color:#000099;">El tiempo vale por lo que haces con él. Si te escapas de él, es mayor la herida, la terrible herida de los Dorian Gray. Y es enfermedad con recaída</span>».<br />Y luego: <div align="justify"><span style="color:#000099;">«Los veranos son trágicos y aislados, no tienen continuación. En el invierno recobras el hilo hacia atrás».</span> </div><div align="justify"><span style="font-size:85%;">(<em>Cuadernos de todo</em>, 8 de diciembre de 1972) </span></div><div align="justify">En efecto, especialmente<strong> la Navidad tiene mucho de tirar del hilo, de recordar, esto es, de traer al corazón lo antiguo</strong>. De niña siempre me angustiaba que el trimestre terminara demasiado tarde, por miedo a no poder dedicarme, tranquilamente, a esperar la Nochebuena en mi hogar, leyendo a ratos el <em>Cuento de Navidad</em> de Dickens, sacando las panderetas y guirnaldas de sus cajas. Al ir haciéndome mayor he ido recogiendo de mi alrededor impresiones muy diferentes a las mías. He visto a los que desean que llegue para huir de nuevo y darse una tregua vacacional; a los que, por tristeza o soledad, desean que estas fechas se pasen cuanto antes, como una molesta enfermedad; a los que se ponen frenéticos con las compras navideñas y te pegan codazos en medio de la calle iluminada. Pero el otro día supe que debía ingresar a un nuevo grupo en el muestrario: este año han aparecido los “respetuosos” (¿?), los que tiran a la basura el belén de unos niños, para no ofender [sic] no sé a quién. Antes de que yo opine a mis anchas, mejor dejar que aquí Carmiña me lance otro capote:<br />« <span style="color:#000099;">[las fiestas navideñas] dejan de tener sentido cuando ya no se rememora la historia que dio origen a su celebración. Conmemorar es eso: recordar, y si el hilo de la memoria se ha quebrado, seguir fingiendo que se conmemora algo es una superchería y una traición a la fiesta […] Y<strong> sin un auténtico deseo de representación, de rememoración, no hay fiesta que tenga valor; sólo podrá tener precio</strong></span>.»<br /><span style="font-size:85%;">(<em>Tirando del hilo. Artículos 1949-2000</em>)<br /></span><br />Yo me apunto también a tirar del hilo desde el silencio, las canciones y las voces familiares. Y a celebrarla con Belén, Reyes Magos y Estrella. Ah, y con una visita al viejo Mr. Scrogge, por supuesto. </div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com4tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1165425265029929962006-12-06T18:03:00.000+01:002006-12-07T13:29:21.676+01:00OCULTAS BONDADES<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/843384/laforet-sender.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 282px; CURSOR: hand; HEIGHT: 207px" height="221" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/320/7167/laforet-sender.jpg" width="314" border="0" /></a> Hoy, más que amanecer, <em>amenazaba </em>un festivo tristón. Aunque no me atrevía yo a quitarle la razón a Juan Maragall, para quien "<em><span style="color:#ff6600;">hay que esperar siempre una oculta bondad en cada cosa</span></em>", se me antojaba que muy bien escondida y calladita se queda esa <em>bondad</em> a veces, que yo hasta pienso que ni respira. Pero, ¡qué diantres!, en los días pesimistas hay que salir a rescatar pretextos felices. Y darles las bienvenida con aplausos, brindis y sonrisas. Así que he buscado un reencuentro con unas cartas alentadoras que me recuerdan que sí, que existen relaciones humanas en las que las diferencias (convicciones religiosas, vitales, políticas) se asumen y se resuelven con armonía, delicadeza, respeto e incluso -cuando hay motivos- con admiración recíproca. </div><div align="justify"><strong>Maragall </strong>y <strong>Unamuno</strong> dieron buen ejemplo. La serenidad y el optimismo católico del catalán congenió de maravilla con la desgarradora inquietud agnóstica del vasco. Al menos así se demuestra en su correspondencia. Por su parte, en los años 60-70 un sombrío, escéptico y solitario <strong><span style="color:#ff6600;">Ramón J. Sender</span></strong>, desde su prolífico exilio americano, mantuvo una hermosa relación epistolar con <span style="color:#ff6600;"><strong>Carmen Laforet</strong></span>, veinte años más joven, madre entregada a su numerosa familia, feliz, en gozo de una fe serena, y algo perezosa con su escritura (esto último sí que lo lamento). Vale la pena volver a una carta en la que Sender elogia esa <em>rara</em> capacidad para <em>ser feliz</em> de Carmen Laforet, rastreable en su vida y en su arte:</div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">«<span style="color:#000099;">Sus libros han llegado hace dos días. Cuando los termine le volveré a hablar de ellos. Otra cosa me gusta mucho ver en ellos:<strong> usted ama la vida como la vida es (lo que quiere decir que es feliz). Esto último me encanta. Y hay algo más importante:</strong> <strong><em>la felicidad no se lleva, ahora, en el arte</em></strong>. <strong>Pero la de usted (digo, la de sus narraciones) se lleva y se llevará siempre porque está llena de talento y es, además, un talento original. </strong>En definitiva es lo único que ha contado siempre desde que hay gente que escribe. O —simplemente— que alienta.» </span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"><span style="color:#ff6600;">(LAFORET, Carmen y SENDER, Ramón J: <em>Puedo contar contigo. Correspondencia, </em>2003<em>)</em></span></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><br /></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><span style="color:#000000;">Si se lleva la felicidad o no, daría para otra entrada. Por hoy aclararé que a lo largo del día se me han aparecido más pretextos felices -¿ocultas bondades?- que merecen ser celebrados a diario. Personales y literarios. Entre los segundos, las cartas de Laforet-Sender y la lectura de la estupenda<span style="color:#000000;"> "Declaración de Intenciones"</span> de <a href="http://www.rocioarana-adaldrida.blogspot.com/"><strong>Rocío Arana</strong></a>, tan respetuosa que pide perdón, para no ofender a los tristes y a los resabidos que ya están <em>de vuelta</em>: </span></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">Escribo porque soy</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">feliz.</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">ya sé que duelen </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">el amor y las tardes y las horas de espera</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">frente a una ventanilla perezosa</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y las sucias colillas por el suelo</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">ya lo sé no hace falta que lo digan</span> </div><div align="justify"><span style="color:#000099;">aquí soy yo la rara</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">la que mira y lo ve todo tan limpio</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y llora de alegría en los rincones</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y qué quieren incluso la nostalgia</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">se me viste de fiesta</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">pido perdón ya sé es un gran pecado</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">un escándalo sí</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">soy feliz y lo digo estoy jugando</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">con fuego pero miren</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">los días la llovizna la gente los violines</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">pónganse en mi lugar</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">como callarme cuando el mundo grita</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">que hay extraños jardines debajo de la nieve</span>.</div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff6600;">(ARANA, Rocío: <em>Magia, </em>2002)</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><p align="justify"><span style="font-size:85%;">[Fotografía: Carmen Laforet y Ramón J. Sender]</span></p>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com19tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1164384473007495052006-11-24T15:03:00.000+01:002006-11-24T17:49:50.636+01:00DEL PEINADO Y LA PERSONA<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/1600/315753/hepburn_a.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" height="244" alt="" src="http://photos1.blogger.com/x/blogger/6750/3048/320/576126/hepburn_a.jpg" width="316" border="0" /></a> Ayer, mientras leía a Julian Marías, recordé una anécdota de la infancia:<br />Era sábado, jugaba en el jardín con mis hermanos, cuando apareció mi madre por la puerta. Venía, muy guapa, de la peluquería. Pero se la veía demasiado distinta: ella siempre ha llevado media melena, y le habían dejado el pelo mucho más corto y más rubio de lo habitual. Primero nos pusimos a reír como locos, revolcándonos por el césped –qué crueles, a veces, los niños-; después me acerqué a ella, con cara triste, y le dije: “Pero…si pareces…<em>una señora". </em>Ella se quedó un poco extrañada. El caso es que estaba bien, sí, pero no parecía <em>nuestra</em> madre, sino <em><strong>sólo una señora</strong>, una más de las que nos cruzábamos a diario por la calle</em>. Durante el día la miré mucho, tratando de descifrar el misterio. Al final, como es lógico, me acostumbré [pero, que yo recuerde, no se ha vuelto a hacer aquel peinado nunca más].<br /><br />Aquella insignificante crisis —la extrañeza infantil ante el cambio de peinado de mi madre—, hubiera cobrado verdadera importancia de haber afectado a otro ámbito de su persona: a su centro (o sustancia) personal. De haberse visto alterado éste, hubiera tenido la impresión de haberla "perdido", de que había resultado "enajenada". <strong>Explica <span style="color:#ff6600;">Julián Marías</span> que cuando conocemos de verdad a una persona, es cuando hemos alcanzado su <em>clave</em>, su <em>sustancia</em> (o la falta de ella), su <em>proyecto personal. </em>Así<em>, s</em>u "sustancia" o "autenticidad" nos permite verla como una persona <em>única </em>e <em>irreductible</em>, cuyo núcleo confiamos en que permanecerá a pesar de la contingencia, el tiempo y las circunstancias -tan variables- de la vida: </strong></div><div align="justify"><br />«<span style="color:#000099;">La persona “insustancial” es aquella cuyo repertorio de posibilidades biográficas es muy pobre, o bien incoherente, menesteroso de justificación y por tanto de inteligibilidad. Ante la persona insustancial no podemos saber a qué atenernos, porque ella misma no lo sabe. Por el contrario, ante otras, de las que podemos ignorar casi todo, tenemos la impresión de haber alcanzado su centro personal, del que brotan los actos, y ese contacto nos da la posibilidad de “habitarla” —o, a la inversa, ser “habitado” por ella—; es decir, la interpenetración en que consiste la forma suprema de convivencia y compañía. Esta es tanto más rica cuanto mayor es la “<em>sustancia</em>” de la persona, es decir, su grado de <em>realidad</em> [...] Por eso, la confianza que se tiene en una persona tiene siempre el carácter de "apuesta": se pone a una carta, con la conciencia de que se puede perder; pero con la convicción de que esa confianza no será defraudada [...]</span>» </div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff6600;">(Julián Marías: <em>Persona</em>)</span> </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;color:#ff6600;">[*nota: sí, aunque parezca mentira la de la foto es ¡Audrey Hepburn!...en la peluquería]</span></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com8tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1163756546522321862006-11-17T09:59:00.000+01:002006-11-17T13:38:43.950+01:00ZENOBIA Y JUAN RAMÓN, VERSOS Y FLORES<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/1600/capra.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 205px; CURSOR: hand; HEIGHT: 300px" height="306" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/320/capra.jpg" width="220" border="0" /></a> ¿A qué mujer no le gusta que le escriban <strong>versos</strong> o le regalen <strong>flores</strong>? Sin ánimo de ponerme tajante -con los tiempos que corren- matizo: seguro que algunas aborrecen que se les presente el chico con un ramillete de violetas, escena que les sonará a antigua, a película en blanco y negro de Frank Capra (con lo que a mí me gustan) o a la <a href="http://artepigmalion.blogspot.com/2006/08/dile-que-la-quieres.html">tan discutida </a>canción de Cecilia. Pero lo de los versos, ah, me cuesta tanto creer que alguien no los reciba con emoción, sobre todo si hablan de las <a href="http://www.poesia-inter.net/mh38b025.htm">tres heridas</a><em> </em>universales. Y si se siguen escribiendo después, mucho después del periodo de "conquista", el mérito ya es enorme. Incluso ni siquiera importa que no hayan sido compuestos por el sujeto en cuestión: a muchos les tocó la lotería cuando el cartero de Neruda nos medio-convenció de que <em>la poesía no es de quien la escribe, sino de quien la necesita. </em></div><div align="justify"></div><div align="justify"><em></em></div><div align="justify">Mi tesis se vio confirmada al leer los <em><span style="color:#ff6600;">Diarios</span> </em>de <strong>Zenobia</strong>, que recogen aquellas horas tristes y dolorosas del exilio americano junto a Juan Ramón Jiménez. </div><div align="justify">Se sabe que el genial poeta fue un hombre muy difícil en su vida familiar. Constantes depresiones, miedo patológico a la muerte (que obligaba al matrimonio a viajar siempre con un médico), neurastenia, insociabilidad, egoísmo infantil, "olores imaginarios", enfermiza dependencia de su esposa y una obsesiva "alergia" a los ruidos, no sólo a las molestas bocinas y al alboroto de la calle: </div><div align="justify">«<span style="color:#000099;">J.R empezó a quejarse constantemente del ruido que se oía cada vez que yo trataba de volver la página del periódico, lo que hacía con el mayor cuidado</span>.»<br /><span style="font-size:85%;">(martes, 12 de marzo de 1940)</span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:100%;"></span></div><div align="justify">Si a eso le añadimos su total ineptitud para la realización de tareas prácticas e indispensables, como preocuparse por la economía doméstica, una mujer del siglo XXI se pregunta cómo pudo soportar la pobre Zenobia. Imagino diversas razones. Entre las primeras, su amor, su capacidad de entrega y su misa diaria (le haría falta mucha ayuda de Dios, sin duda); entre las segundas, que Juan Ramón, además de <a href="http://lanzaspalabrasveloces.blogspot.com/2006_05_01_lanzaspalabrasveloces_archive.html">lunático</a>, era poeta y era sensible. El muy astuto, cuando advertía que Zenobia estaba llegando al borde de la desesperación, le entregaba versos, flores: </div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">«<span style="color:#000099;">Hoy JR me ha dado una gran alegría. Ayer la empezó cuando me dijo: “Mañana quiero ir contigo a comprarte unos claveles por tu día”. Me abalancé a abrazarlo diciéndole: “Lo de menos son las flores, lo que más alegría me da es que salgas conmigo</span>”». <span style="font-size:85%;">(30 de agosto de 1952) </span></div><p>« <span style="color:#000099;"><em>“¡Vida de mi vida/ Zenobia del alma/ qué bonita eres/ lucero del alba!”.</em> Esto me lo canturreó J.R. esta tarde, y yo le dije que me parecía imposible que la gente se vendiera por joyas cuando lo más precioso del mundo no costaba nada</span>»<span style="font-size:85%;"> (4 de octubre de 1955).</span> <span style="font-size:85%;"><br /></span><br />«<span style="color:#000099;">Esta noche J.R me ha dicho una copla popular tan linda, que tengo que apuntarla, por mucho que me oponga a las ideas dramáticas de J.R. Dice así:<br /><br /><em>Cuando yo esté en la agonía<br />Siéntate a mi cabecera<br />Pon en tu mano la mía<br />Y puede que no me muera</em></span>.»<br /><span style="font-size:85%;">(8 de octubre de 1955)</span> </p><div align="justify"></div><div align="justify">Y la mujer del poeta recuperaba -al menos por unos instantes- la sonrisa y la esperanza. Porque Zenobia era lista, fuerte e independiente, como debe ser, pero también era una dama. Y una dama es una dama. </div><div align="justify"></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com11tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1162895149225912212006-11-07T10:56:00.000+01:002006-11-07T15:13:13.400+01:00¿TIENES ALGO QUE CONTAR?<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/1600/secret_diary_16_1.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 282px; CURSOR: hand; HEIGHT: 231px" height="241" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/320/secret_diary_16_1.jpg" width="297" border="0" /></a> Hubo un tiempo en el que escribía <span style="color:#ff6600;"><strong>Diario.</strong></span> Primero aquellos pequeños tan cursis con candado y letras doradas -regalo muy socorrido para una niña de nueve años-, luego voluminosos cuadernos de portadas decoradas con collages algo estrambóticos, muy <em>personales </em>-como se exige toda quinceañera- en los que combinaba distintos tipos de letras de revistas para formular la pregunta <span style="color:#000000;"><em>“<span style="color:#336666;">¿</span><strong>T</strong>i<span style="color:#ff6600;">e</span>Ne<span style="color:#ffccff;"><strong><span style="color:#000066;">s</span></strong> </span><span style="color:#33ff33;">A</span>l<strong>g</strong>O Q<span style="color:#006600;">u</span>e <span style="color:#cc33cc;">c</span>On<strong>t</strong>a<span style="color:#ff0000;">R</span><span style="color:#66cccc;">?</span></em>”.</span> (De ahí mi entusiasmo cuando cayeron en mis manos los hermosos <strong><em>Cuadernos de todo</em></strong> de Carmen Martín Gaite y su montón de collages neoyorquinos). En el interior prodigaba dibujos, poemas de amor que todavía no entendía, y palabras, muchas palabras alborotadas con emociones ingenuas, desde la furiosa rabia ante la regañina paterna hasta la incontenible alegría cuando, tras una semana de lluvia, había salido el sol y al fin, borrados los charcos, podía salir a patinar con mi amiga. Un buen día pensé que ya tenía almacenadas demasiadas libretas y que ya no quedaban lugares en mi habitación donde esconderlas : “<em>Los Diarios no pueden ser leídos por nadie más que el que lo escribe. Regla nº 1”</em>. Así que poco a poco, fui abandonando aquella primera persona, por falta de “rincones secretos”. </div><div align="justify">Para mi desconcierto, uno de los primeros días de clase en la Universidad un profesor nos advirtió que <strong><span style="color:#ff6600;">"</span><em><span style="color:#ff6600;">Los escritores escriben su diario sabiendo que será encontrado y publicado a su muerte, tenedlo siempre en cuenta</em>”.</span></strong> </div><div align="justify"></div><div align="justify">"Ahora sí que es seguro que yo no iba para escritora, si sólo estaba preocupada por cuál sería el mejor escondrijo para mis cuadernos", pensé. Pero me acordé muchas veces de aquellas palabras, por ejemplo, al abrir el diario de <strong>Cesare Pavese</strong>. En el prólogo de Natalia Ginzburg e Italo Calvino se hace la misma <em>Advertencia:</em></div><div align="justify"><em>"Sus amigos conocían desde hacía mucho tiempo la existencia del diario de Pavese, y a algunos de ellos les había expresado el deseo de que fuese impreso después de su muerte". </em></div><div align="justify"></div><div align="justify">El escritor que construye un Diario se convierte en su propio personaje, se <em>novela </em>a sí mismo y, sin pudor alguno, desea ofrecer también esa <em>vida </em>que, rozada con la varita mágica de la literatura ya no es "vida" a secas. También Pavese se preguntaba a sí mismo, como yo hacía en la adolescencia: "¿Tienes algo que contar?", de ahí la escueta respuesta que nos da el 25 de abril de 1936, en una sola línea: </div><div align="justify">"<em><strong>Hoy, nada</strong></em>"</div><div align="justify">Y de ahí, supongo, esa declaración -y la sangre fría- con la que el escritor italiano quiso fundir, trágicamente, <em>literatura </em>y <em>vida, </em>a través de las últimas palabras de su diario, tan conocidas, poco antes de suicidarse en el Hotel Roma de Turín , el 27 de agosto de 1950:</div><div align="justify">"<em><strong>Todo esto da asco./ No palabras. Un gesto. No escribiré más</strong>."</em></div><div align="justify"></div><div align="justify">. </div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com6tag:blogger.com,1999:blog-28736290.post-1158339029755581242006-09-15T17:43:00.000+02:002006-09-16T20:49:25.850+02:00PALABRAS SERENAS<div align="justify"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/1600/2006_0911Broto0166.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; CURSOR: hand" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/320/2006_0911Broto0166.jpg" border="0" /></a> Cuánta razón lleva el link con el que últimamamente ha llamado a este blogg Enrique García Máiquez, "<em><span style="color:#ff6600;">más serenas que </span><span style="color:#000000;"><span style="color:#ff6600;">veloces</span>". </span></em><span style="color:#000000;">Ciertamente</span>, mis palabras se han remansando tanto que no hacen honor al título de este espacio, pero debo alegrarme porque la serenidad es la que me ha permitido regresar y sobre todo, volver a leer las vuestras, tan veloces e iluminadoras como siempre. Al fin, tras un mes de vértigo y acelerado trabajo ha llegado la paz y el sosiego, que he encontrado, no ya gracias al logro de mi pobre tesina, sino en el gozo de unos días en la montaña, en la mejor compañía, refugiada en los preciosos alrededores de <strong>Ordesa</strong> y el<strong> Monte Perdido</strong>. Al volver y recordar ese extraño sentimiento de armonía y de felicidad, necesité un reencuentro con las espesuras y las fuentes de agua clara de los clásicos. Y volví los ojos a la descansada vida de <strong><span style="color:#ff6600;">Fray Luis de León</span></strong>: </div><blockquote><p align="justify"></p></blockquote><div align="justify"><span style="color:#000099;">[...] Del monte en la ladera,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">por mi mano plantado, tengo un huerto,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">que con la primavera,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">de bella flor cubierto,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">ya muestra en esperanza el fruto cierto; </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y, como codiciosa</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">por ver la cumbre airosa</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">una fontana pura hasta llegar corriendo se apresura; </span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y, luego, sosegada,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">el paso entre los árboles torciendo,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">el suelo, de pasada,</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">de verdura vistiendo</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">y con diversas flores va esparciendo [...]</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="center"><span style="font-size:85%;">("Canción de la vida solitaria")</span></div><div align="center"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="center"></div><div align="center"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="center"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"><span style="font-size:85%;"></span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify">Y admiré la romántica compenetración entre la naturaleza y <span style="color:#ff6600;"><strong>H. D. Thoreau, </strong></span><span style="color:#000000;">quien reconoció la eterna fuente benefactora de la vida en el campo: </span></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"><a href="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/1600/2006_0911Broto0067.jpg"><img style="FLOAT: left; MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 211px; CURSOR: hand; HEIGHT: 305px" height="305" alt="" src="http://photos1.blogger.com/blogger/6750/3048/320/2006_0911Broto0067.jpg" width="233" border="0" /></a></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;">"No puede haber melancolía verdaderamente negra para el que vive en medio de la naturaleza y tiene los sentidos en calma. Jamás hubo tormenta que no fuese música eólica para un oído inocente y sano. Nada es capaz de sumir en tristeza vulgar a un hombre leal y sencillo. Mientras gozo la amistad de las estaciones creo que nada podrá hacer de la vida una carga para mí. La amable lluvia que riega mi campo de habas y me guarda en casa hoy, no es tedio y melancolía, sino bendición para mí [...]"</span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000099;"></span></div><div align="justify"><span style="color:#000000;"><span style="font-size:85%;">(<em>La vida en los bosques)</em></span></span></div><div align="justify"><br />Ahora que reviso las fotografías tomadas me da lástima que no puedan recoger el rumor del río, ni el borbotear de la cascada, ni el silencio, ni el amenazante mugido de aquella imponente vaca que protegía su pasto. Tampoco pueden hacerme recobrar el cansancio placentero que sentí después de una larga excursión, el rostro fresco y el ánimo sereno, la gloria del baño caliente, seguido de la cena, la charla y el vino...; ese cansancio tan distinto al que sigue a una tarde de compras, o a un apretado día de trabajo sedentario… <strong>Pero hay que volver a pisar el asfalto, repasar la agenda y cumplir nuevos plazos; hay que olvidar el verde y la plata serpenteando entre las rocas, porque como nos advierten nuestros padres, la</strong> <em><span style="color:#ff6600;"><strong>realidad</strong> </span></em><strong>es ésta…Y yo me pregunto: ¿No eran <em>verdad </em>esas piedras, la madera, aquel pan tostado del desayuno, el campanario, la yegua salpicándome con el barro de los charcos, la lluvia al atardecer borrando nuestros pasos en una senda umbría, la tormenta iluminando los tejados negros, el juego de sombras y luces en el bosque de hayas, las truchas saludando desde el río, las alas abiertas del milano aparecido en un instante, el cielo limpio, la serena felicidad compartida?</strong></div>Inmahttp://www.blogger.com/profile/06957494753399037638noreply@blogger.com15