Las cartas entre escritores son un documento de lo más interesante y entretenido…
Esta carta de María Martínez Sierra escrita a Juan Ramón Jiménez en 1905 deja ver, por ejemplo, esa virtud tan femenina de la venganza verbal (en cierto modo, bélica) a través de la sutil ironía (a veces no tan sutil)… pero también el irremediable y generoso amor que le inspiraba su "poeta lunático, embrujado amigo"...
«Bicho infame, poeta del demonio ¿ahora salimos con que mis cartas “van llenas de rellenos por falta o por sobra de sinceridad”? ¿A qué llama V. rellenos, grandísima fiera, o qué cartas hay que escribirle a V. para que le agraden? ¿Quiere V. que me sienta lunática como Georgina y que le hable de suspiros y lágrimas, o quiere V. que le diga, como Acebal a mí que tengo nostalgia y no sé qué? Eso en primer lugar sería mentira, y en segundo literatura, y le quiero a V. demasiado de veras para gastar literatura en decírselo…es decir “le quería” a V., porque ahora estoy tan indignada que casi me alegro de que Madrid esté a quinientas leguas de Bruselas.
¡Muy bien! Así se paga la buena amistad: yo escribiendo cartas tan horriblemente cariñosas, que casi me conmueven a mí misma, cuando las leo para poner las comas en su sitio, y el…muy calamidad que las recibe quejándose de la “sobra de sinceridad” que, leyendo entre líneas, supongo yo que significa falta de cariño.
Entonces ¿qué voy a decir yo de las cartas de V., que lo mismo pueden ser para mí que para el moro Muza, en las que hay que buscar con lentes una palabra de cariño, en las que ni una vez se le ocurre a V. decirme que me echa de menos? [...]
Celebro que haya V. dejado el suicidarse para el otoño próximo: para entonces estaremos nosotros de vuelta en España. Y verá V. como tomando juntos unas cuantas tacitas de té, encontramos alguna razón poderosa para suspender la tragedia definitivamente. [ …]
¡Muy bien! Así se paga la buena amistad: yo escribiendo cartas tan horriblemente cariñosas, que casi me conmueven a mí misma, cuando las leo para poner las comas en su sitio, y el…muy calamidad que las recibe quejándose de la “sobra de sinceridad” que, leyendo entre líneas, supongo yo que significa falta de cariño.
Entonces ¿qué voy a decir yo de las cartas de V., que lo mismo pueden ser para mí que para el moro Muza, en las que hay que buscar con lentes una palabra de cariño, en las que ni una vez se le ocurre a V. decirme que me echa de menos? [...]
Celebro que haya V. dejado el suicidarse para el otoño próximo: para entonces estaremos nosotros de vuelta en España. Y verá V. como tomando juntos unas cuantas tacitas de té, encontramos alguna razón poderosa para suspender la tragedia definitivamente. [ …]
4 comentarios:
Muchas gracias por la entrada. Emocionante y graciosa carta, inmejorable. Y yo ahora me tengo que poner a escribirle a un poeta que no usa e-mail: a ver si mantengo el nivel.
Celebro que te haya gustado. A mí me hubiera encantado ver la cara que puso J.R.J al leer esta carta. Imposible que no le arrancara una sonrisa.
Lo mejor que he leído esta semana... junto con Barthés.
Ciao, bambina.
Palabras lanzadas con desparpajo, con quejas y reprimendas, casi malhumoradas... y,sin embargo,cuánto cariño se adivina tras ellas.
Felicidades de nuevo por tu blogg, y gracias.
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