Es sabido que Juan Ramón Jiménez no brilló por ser un hombre precisamente “simpático”; tampoco Unamuno, quien dicho sea de paso, lo reconoció de una manera ingeniosa y profunda:
«Ya sé que la sinceridad le hace a uno antipático; sé que soy profundamente antipático a mucha gente. Pero sé que es el único modo de ganarse la simpatía final»
Sin embargo, como yo no he tenido (ni tendré) el gusto de tratar a Juan Ramón, me interesa más el hecho de que, en 1936, defendiera la “SIMPATÍA” -no en la categoría adjetival que solemos utilizar (para referirnos a las personas atractivas de trato, entre las cuales ni Unamuno ni Juan Ramón se incluyen), sino más bien como sustantivo- como "armonía y concordia, respeto entre las personas”-, que el poeta consideraba condición necesaria y fundamental hasta en los actos más cotidianos y aparentemente triviales. Por contra, opinaba que la "antipatía", la falta de respeto al prójimo, es principio de violencia, de confrontación (y por la fecha en que lo dijo, no le faltaba razón):
«Si la armonía íntima, familiar, vecinal, existiera, no se llegaría nunca a la “antipatía”, el peor veneno del hombre, bebida de la guerra.»
El poeta cuenta, además, una anécdota (doble) autobiográfica a modo de ejemplo:
«El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantador: “Él es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto.”
«Si la armonía íntima, familiar, vecinal, existiera, no se llegaría nunca a la “antipatía”, el peor veneno del hombre, bebida de la guerra.»
El poeta cuenta, además, una anécdota (doble) autobiográfica a modo de ejemplo:
«El padre del pintor sevillano Javier de Winthuyssen, cuando tenía que pintar la fachada de su casa, mandaba al pintor a casa del vecino de enfrente a preguntarle de qué color quería que la pintara. Decía el viejecito encantador: “Él es quien ha de verla y disfrutarla; es natural que yo la pinte a su gusto.”
Y el revés del cuento :
«Una señora, a quien yo, pobre de mí, me quejaba en un “salón” de la imposibilidad de trabajar hondamente en Madrid con tantos ruidos callejeros y domésticos pianolas, escapes, altavoces, pitos, pregones…, me dijo: “Pues si yo fuera vecina suya, me estaría aporreándole con mi piano las doce horas del día, y si pudiera no dormir, las doce de la noche»
Con la consiguiente reflexión sobre el evidente contraste entre ambos casos:
«El primero, un hombre tan profundamente “simpático”, de un sentimiento tan poético, tan práctico, es difícil que declarase ni fuese nunca a guerra alguna, y era Almirante.
La segunda, esposa de un diplomático español, con su piano aporreador y su esquisito aporreo, ¡qué sentimientos poéticos y apacibles no habrá ido dejando tras sí por el mundo! […]
La segunda, esposa de un diplomático español, con su piano aporreador y su esquisito aporreo, ¡qué sentimientos poéticos y apacibles no habrá ido dejando tras sí por el mundo! […]
“La vida sin amor no se comprende”, dice una ronda de niños. La vida social sin amor, sin comprensión mutua, no debía de comprenderse tampoco, porque es la guerra y la peor de todas las guerras, pequeñas y constantes.»
21 comentarios:
"Tener los mismos sentimientos que..."... resultar simpático mutuamente es complicado...
Bicos, rula!!!
Toño
Creo, Toño, que el sentido de simpatía que presenta Inma es más amplio que el "resultar simpático". Pienso que se puede relacionar con la educación (que apareció en una entrada anterior).
Sería lo primero, el respeto a los demás. A partir de aquí creo que simpatía y empatía se asemejan. Una persona atractiva puede resultar insoportable si no es capaz de acercarse al estado personal del interlocutor. Me refiero, por ejemplo, a un tipo que explica algo que le hace sufrir, a lo que el aparente "simpático" contesta un serie de muletillas del tipo: "eso le pasa a todo el mundo", "pues yo" "tampoco es para tanto" "bueno, cambiando de tema..." El tal simpático resulta insustancial, ahora.
Uno va por la calle esquivando golpes: esperas injustificadas en muchos servicios, desidias, atropellos... parece que hay que ir pidiendo perdón...
¡Qué alegría, qué sensación más dulce cuando uno se tropieza con un tipo amable, un tipo que no sólo no te maldice si le pides algo, sino que va, y lo hace!
Muchas gracias por tu entrada. Me han gustado mucho las anécdotas de Juan Ramón. Ese "viejecito encantador", ¡militar!; ese piano horrible de la "diplomática".
En estos tiempos tenemos mucha "diplomática" pululando por la política española.Lástima. Es la era de la imagen, del disfraz. ¡Ojalá hubiera más "almirantes"!
coincido contigo en la opinión juanramoniana: no era simpático ni para su mujer, ¡pobre Zenobia! Yo no soy JRJ, pero entiendo lo que es tener una vocación poética, ¡y para escribir hay que vivir, escuchar ruidos, y muchas otras cosas!
Juan Ramón me cae muy simpático (quitando de esa palabra sus extrañas connotaciones rebajantes), por su poesía, por la gracia de sus aforismos y crítica, por el retrato que le hizo Juan Guerrero en "J. R. de viva voz"...
Menos gracia me hacen algunos "simpáticos profesionales" del 27.
Claro que yo no los conocí (o sólo a uno) y con esto de la simpatía hay que tener trato personal o, al menos, en el blogg...
Sí, hay que andarse con cautela con esto de la gente "simpática" -a veces lo aplicamos erróneamente a los más chistosos del grupo-.
Mi entrada pretendía -no sé si mi mensaje ha sido lanzado efectivamente- demostrar que la "SIMPATÍA" (la concordia, la armonía y respeto mutuo entre las personas) es más importante que el "resultar simpático".
Y que hay que dar importancia también a esas pequeñas "antipatías" cotidianas, que son una forma de violencia, minúsculas "guerras" que pueden convertirse en auténticos enfrentamientos entre hermanos.
En el primer comentario no me refería a la simpatía de arrimar el hombro, sino a la de arrimar los labios. De hecho, decía "tener los mismos sentimientos que...", incluso más fuerte que los labios... No sé de donde sacas que me refería a "caer simpático", se trata de la entrada de la palabra griega ""sumpatua"" (no tengo caracteres griegos). En fin, un malentendido.
Bicos a todos!!!
Gracias a los dos por vuestros comentarios. Sé que no existe una distinción "real" entre los significados de "simpatía" y ser "simpático" (cualidad de la anterior, pero también que no solemos utilizar la palabra "simpatía" en el sentido que apunta Juan Ramón.
Claro que me gusta la gente "simpática", y en realidad Mora-Fondos ha venido a explicar mucho mejor que yo la idea. Creo más necesaria la "diplomacia" interior, la que no se queda en las puras formas vistosas (del simpático) sino que busca la armonía, el conocimiento más profundo y humano.
Las anécdotas de J.R.J creo que, aunque exageradas, son muy ilustrativas: 1)un señor que pinta su casa pensando en el color que le gustaría a su vecino, porque su respeto por el prójimo es profundo; por contra, 2) una señora -tal vez valorada por su buen trato "social"- dispuesta a aporrear su piano con tal de molestar al poeta.
No sé vosotros, pero yo me voy encontrado en el día a día ejemplos de los dos tipos.
Y siempre pienso que el segundo tipo violenta, rompe la "simpatía", la concordia, que debería existir entre las personas. Es un asunto que me inquieta, no sé si exagero, no sé.
Toño,
gracias por aclararnos tu comentario, tan sutil, que creo que entendimos en otro sentido. Ahora vuelvo a tu frase, "resultar simpático mutuamente es complicado",y la veo nítida.
Bicos mediterráneos!
Enrique, creo que no me he explicado mucho y que me he alejado del tema.
Lo que quería decir es que la esposa del diplomático representaba una posición de "aparente tolerancia" pero escondía una retorcida violencia. Hoy en día veo actitudes similares, se llama intolerante y fascista al que discrepa. Normalmente los intolerantes están en la órbita de la derecha, ya sabemos: antinacionalistas, herederos de Franco, los diablos de la COPE, homófobos, imperialistas, fascistas, rancios y casposos...que con su opiniones no respetan a las mentes libres, abiertas, y progresistas de los que les insultan.
La simpatía del héroe
Hola Inma
Le he dado vueltas a tu texto y he encontrado alguna excepción digna de contemplar, al menos eso creo…
Zinedine Zidane (zizou) asestó un tremendo un testarazo a Materazzi. El comportamiento anti-deportivo del francés no es en ningún modo simpático según tu definición "armonía y concordia, respeto entre las personas”. Creo que esta es una definición “moral” del término.
Hay otra posibilidad que consistiría en evaluar estrictamente el sentimiento producido por la acción, es decir, aceptar la condición relativa del término. Tengo sospechas de que el gesto del francés ha producido simpatías imprevistas.
La simpatía por los enfants terribles no es algo nuevo, la literatura universal ó el cine dan fe, en infinidad de ocasiones, de cómo se les otorga una dignidad extraordinaria a los malvados. En el extremo, el genio romántico era un hombre valorado precisamente por la variabilidad de sus humores. La ausencia de buenos modales en el hombre de talento es casi la naturaleza de su proyecto.
Zizou hace gala esporádicamente de algo que se ha acuñado como “cruce de cables”. La gente piensa que en un hombre con tantos cables es lógico que algunos se “crucen” de vez en cuando. Los objetivos del héroe (en este caso la encrucijada por la Copa del Mundo) suspenden temporalmente el juicio moral sobre sus acciones ó, en todo caso, invierten su sentido convencional.
¿Es acaso su condición heroica la que le hace escapar del diccionario?
A ver que pensáis…
Un abrazo (simpático), juan
PS: En internet se están haciendo infinidad de montajes de video, videojuegos e incluso una cancioncilla de éxito, según se comentaba en El Pais:
“Lascombes y los hermanos Lipszyc cambiaron el va marquer por a tapé para el estribillo de su canción, que dice así: Attention, c'est la danse du coup de boule. Coup de boule a droite, coup de boule a gauche, allez le bleus. Zidane il a frappé, Zidane il a tapé (...) l'arbitre l'a vu a la télé (...) mais la Coupe on l'a raté, on a quand meme bien rigolé. (Atención, es el baile del cabezazo. Cabezazo a la derecha, cabezazo a la izquierda. Zidane ha golpeado, Zidane ha pegado (...) el árbitro lo ha visto en la tele (...) pero la Copa se nos ha escapado, por lo menos nos lo hemos pasado en grande).
Una vez terminada la canción la enviaron a cincuenta de sus conocidos por mensaje electrónico, y uno de ellos se la reenvió a un animador de la emisora Skyrock, que la radió e hizo furor. Inmediatamente, tres grandes casas de discos se interesaron por Coup de boule y el próximo sábado se grabará el vídeoclip en un estadio parisiense. Lascombes y los hermanos Lipszyc estudian ahora las múltiples ofertas que les han llegado de las empresas que comercializan músicas para teléfonos móviles.”
Esa simpatía profunda se relaciona mucho con la empatía y llega, en su caso, a comprender el significado del "sympathy" inglés, que es algo más fiel a sus raíces griegas, aunque limitado a todo lo que connota compasión
Juan,
después de tu comentario, creo que tendré que suavizar mi testaruda aversión al fútbol,donde creía impensable encontrar motivos para tan interesantísima (y nueva) reflexión como la tuya.
Te agradezco que me hayas hecho caer en la cuenta de que yo apunto una definición "moral" del término,que en realidad no pertenece al significado normativo.
En el diccionario, no se define "Simpatía" en términos morales:
1. Inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua.
2. Modo de ser y carácter de una persona que la hacen atractiva o agradable a las demás.
Como dijo Toño, en un origen significó "comunión de sentimientos". Para que la simpatía aparezca, pues, no es necesario el respeto y la concordia...
Los líderes (no siempre bondadosos ni loables) se caracterizan, entre otras, por despertar la "simpatía" del pueblo.Que no siempre busca virtudes, ni paz ni concordia, por lo visto.
Es el caso de Zizou, que tú apuntas, pero también podemos encontrar casos más graves, políticos de tres al cuarto que llegan al poder porque despiertan la simpatía de la gente...incluso
Hitler en su momento,debió ser "simpático"!!
Claro que supongo que yo me voy a la moral porque cuando esa "simpatía" no está fundamentada en virtudes (éticas o morales)la concordia, el respeto mutuo -la permanencia de la "simpatía"- no es más que un espejismo.
Disculpad, me he confundido, en mi anterior comentario me dirigía a Mora-fondos.
Gran conversación interminable, y muy buena la reflexión sobre el cabezazo de ZZ. La violencia y las ventajas que reporta es un tema esencial. Muy interesante que en una entrada sobre la simpatía hayamos desembocado en ella.
¡Mil disculpas, Mora-Fandos!
No me lo puedo creer. He leído un montón de veces tu nombre, y una vez tras otra, lo he puesto mal. Entre los que se empeñan en apellidar a Enrique como a don Gabriel autor de Cien años de Soledad,y los que cambiamos Fandos por Fondos,debéis estar hartitos.
Sin excusa posible, debo ser una negada para esta poética alternancia de vocales:
o-a a-o
¡Lo siento!
yo a lo mío...
2. Modo de ser y carácter de una persona que la hacen atractiva o agradable a las demás.
Esta definición lo deja bastante más claro.
Por un lado, la presencia de "simpatía" en el caracter ó acción la deciden terceros. No es un conocimiento que se pueda determinar a priori. A le resulta simpático a B pero no a C. Es el "resultar simpático" empírico que acuña koke.
Por otro lado, la simpatía tiene una componente ética (lo moral)y otra estética (lo bello). Un cabezazo bellamente ejecutado propinado por un jugador de éxito puede resultar atrayente, como también el carisma de un dictador etc, etc.
En tercer lugar, considero que hay un "saber hacer" (know how), que se pone delante de todo. La diplomacia y los modales (según los usos éticos y estéticos del pueblo) se pueden aprender y se aprenden. Es un "código" de conducta que normaliza y facilita las relaciones de una comunidad.
Esto último se echa de menos. No por enfriar y reducir la libertad de comportamiento, sino porque muchas veces los mínimos no se cumplen.
En general, quiero recalcar que "la simpatía" atrapa una discusión tan compleja e interesante como la de la comparecencia o no del "arte"...
un saludo a todos (a+b+c),
juan
Lo de mi apellido es una cruz que lleva camino de cien años de saciedad. Y, sin embargo, desde que caí en la cuenta de que la diferencia consiste en que todo el mundo me puede poner a mí el punto sobre la í, estoy encantado. Los juegos de palabras tienen un punto (sobre la i) muy liberador. A propósito, lo de Mora-Fondos es espléndido para alguien tan profundo como nuestro amigo, parece casi un lapsus lingue. No está mal tampoco que en una entrada sobre la simpatía hayamos acabado, Mora-Fandos, riéndonos de nuestra propio nombre. A fin de cuentas, sólo es simpático quien se toma al vecino (como el viejo almirante) más en serio que a él mismo.
Enrique, muy buena tu conclusión sobre la "simpatía" que ha ido apareciendo en estos comentarios, y de la que Mora-Fandos y tú dais ejemplo al no tomaros tan en serio vuestros nombres.
... Yo no sé a los demás, pero si Zidane se pareciera un poco más al viejecito almirante a mí me hubiera sido más "simpático" (claro que a las mujeres la épica nos suele aburrir más que exaltar)
enseñanos una foto tuya inma venga por fa.........
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- David
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