domingo, julio 09, 2006

PERSONAS "HABITADAS"

Durante mucho tiempo me he preguntado qué tienen esos bellísimos espacios estáticos de Edward Hopper, habitados por silencios y personas que viven a solas sus nostalgias y melancolías, que apenas comparten un halo de luz artificial y la dudosa compañía de un camarero tedioso, para que siempre nos impulsen a imaginar la historia de sus personajes mudos y ensimismados, para lograr una poderosa «quietud inquietante»…
Se dice, con razón, que cualquiera de estos cuadros podría convertirse en un relato de Hemingway o de Dos Passos. Porque todos nos hemos preguntado, alguna vez... "¿A quién busca, a quién espera la chica que mira, lánguida, por la ventana? ¿Qué se dirían esa pareja del café desierto si fuera posible el encuentro visual? ¿Qué lee la mujer del camisón rosa, cabizbaja, sentada en la cama del hotel sin haber deshecho aún el equipaje?"
Curiosamente, comprendí mejor a este pintor después de leer el magnífico acercamiento a la dimensión de la "persona" de Julián Marías, que me llevó a la conclusión de que, en realidad, el mayor logro de Hopper no es pictórico, sino narrativo y filosófico. Sus espacios son enigmáticos porque están habitados por figuras que exhiben su dimensión personal, esto es, su dimensión proyectiva y argumental; son figuras evocadoras de una misteriosa historia personal... Porque, como dice el filósofo:

«El núcleo irreductible de la persona humana es su carácter proyectivo, es decir, la inclusión de lo que no es, lo futuro o, más bien, futurizo, dada su inseguridad, en su realidad misma, que por eso es radicalmente distinta de toda otra conocida. Por tanto, la persona es argumental, toda ella anticipación, apoyada en la memoria."

En esos interiores mudos de Hopper con ventanas abiertas (que aluden a sentimientos de soledad y frustración) las personas, atrapadas en estancias anónimas, viven un presente indiferente; parecen ausentes, pero no están vacías. Así, como la estancia estática, estas figuras inmóviles también tienen "ventanas abiertas", espacios que dejan ver una historia íntima que las hace plenamente humanas; su quietud nos inquieta porque sospechamos que estas personas también están "habitadas" por otras vidas, por otros silencios, por otras ausencias, en definitiva, por otras personas.
Al considerar la persona como «ámbito», Julián Marías llega a definirla como una «interioridad abierta»: la persona, además de poder estar «consigo misma» o «con otra persona», puede estar en otra persona, habitándola, accediendo al característico «patio abierto» andaluz que está dentro pero abierto. El filósofo describe esta idea con una imagen sumamente poética, gráfica y sugerente, propia de una escena de Hopper, que nos obliga a pensar en nuestras soledades habitadas ...

«Se puede entender a una persona “habitada” argumentalmente por otras, a lo largo de una vida. A diferencia de lo que Leibniz pensaba de las mónadas, las personas tienen ventanas. El papel de esas personas que nos “habitan” es excepcional y decisivo, y no es frecuente que se tenga conciencia clara de ello, ni siquiera por parte de la persona habitada. Esas personas pueden en algún sentido “pasar”, por el carácter sucesivo de la realidad personal, pero no puede olvidarse el otro carácter, la permanencia: las personas que han pasado, ¿en que medida y en qué forma han “quedado”?»
(Julián MARÍAS: Persona)

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Habitados de otros, todo prestado. También habitando en otros. Es increíble pensar que nos vamos conformando y haciendo con otros, mediante otros. Que tenemos una huella más o menos honda de los que nos vamos encontrando,y que en gran medida somos esa huella. Hay mucho que agradecer...
Yo te agradezco tus sugerentes e interesantísimas reflexiones.

Corina Dávalos dijo...

Muy bonita y sugerente la cita de Marías y tu explicación mediante la imagen del patio andaluz, realmente luminosa. La soledad habitada, la presencia de lo ausente, me ha recordado por una parte el poema de D'Ors que he descubierto hace poco y que si lo encuentro ya lo dejaré a mano. Y por otra, a las reflexiones de C.S. Lewis en "Los cuatro amores" respecto de los afectos cotidianos de los que somos poco conscientes y que sin embargo ocupan gran parte de nuestro diario vivir. Muchas gracias por esta estupensa entrada!

Inma dijo...

Coincido y agradezco al usuario anónimo su reflexión...
A pesar de que, ya desde la adolescencia, nos empeñemos en resaltar nuestra individualidad, sería tan difícil -sino imposible- deslindar lo que es nuestro de lo que es prestado...Pero qué bueno es constatarlo, sabernos como huella, como estancias "habitadas" y al mismo tiempo "habitando"...

Gracias también a Anacó, me alegra que te hayas fijado en la luminosa imagen del "patio andaluz" y en ampliar la conciencia de "lo prestado" hasta en lo más cotidiano...
¡Esperamos con impaciencia tu poema de Miguel d'Ors!

Anónimo dijo...

Muy interesante esa quietud exterior que contrasta con las olas de proyectos que se van agitando dentro de la persona en esos momentos de solitario silencio.

Anónimo dijo...

Soy Edu Solá el de arriba. Creo que sale anónimo siempre. Voy a ver.

Disculpa las probaturas

Prometeo dijo...

Me gusta la idea; Persona habitada por otras, o personas que habitan en otras.
No conocía a Hopper, pero me gusta, precisamente por lo que dices: evoca y construye una narración, te imaginas una historia. Y es que al final todos somos un poco voyeur.

Anónimo dijo...

Venerada Inma
De nuevo has dado en el clavo con este cuadro de Hopper,uno de mis favoritos.Una mujer sentada en la cama,se ha desnudado,acaba de llegar-como el título da a entender-,a la habitación del hotel,donde el interior le reclama o nos reclama para ser habitado y poseído.La maleta y el bolso aún están cerrados y la cortina sugiere una ventana que no se vé.El objeto de atención aparece esta vez en la imagen de esa atractiva mujer que atentamente mira-y nosotros nos deleitamos mirándola mirar-,una cuartilla de papel sin más indicaciones...podría ser un plan de viaje,un prospecto turístico o una carta.La misteriosa mujer está rodeada de cierta movilidad(El viaje,la rapidez ,la llegada al hotel,en fin...)aunque,al mismo tiempo contiene la quietud,el sosiego,la voz de la nostalgia,como si estuviese a la espera de un nombre a la intemperie,o como sin esperar más prodigio que el de la fría quietud del decorado,sola , quizás mira ese papel para olvidarse de la fría desnudez de los espacios,donde no queda nada que aliente el estupor o la nostalgia...
Eso es lo bueno de Hopper ,que oculta más de lo que muestra.Lo que muestra son los límites de nuestra percepción,y nunca falta una interiorización en el marco de una situación íntima.El observador se convierte en un voyeur inspirado,que es capaz´de narrarse una historia porque el cuadro ante el cuál está no há concluido en su trama ,te dá a tí la opción de terminar de evocar la historia que te propone...
Esa mujer que tantas cosas me ha evocado,esta noche me trae gratos recuerdos ,aunque nunca me aprendí sus ojos,pero te puedo decir que amé de ella la dualidad del silencio y de las voces que al atardecer se esconden en esa habitación,sin más prodigio que el de verla acercarse a su noche sintiéndola propia ,no declama nada más,mañana postrará de nuevo su pasaporte a los espejos,o quizás regrese al mismo hotel sin memoria de la noche...,agrandando su alma a cada paso

Inma dijo...

Mora-Fondos aclara muy bien algo que yo sólo dejé insinuado,el cuadro como fotograma que hay que completar, no sólo con una narración, sino con otros personajes que "habitan" sin duda en la interioridad de la persona retratada. Me apunto como consejo el "reflexionar a partir de los objetos de cultura que nos rodean"...

El contraste entre quietud exterior e inquietud interior que apunta Edu Solá me recuerda a un aforismo de J.R.J: "Clasicismo exterior, Romanticismo interior"...

Qué bueno, ver al voyeur Prometeo por aquí...

Y Lord Scutum, tan espléndido, son tan buenos y poéticos tus comentarios que casi me avergüenza que no aparezcan como entradas; gracias por ofrecernos tu atenta y bella lectura del cuadro, enriquecida y humanizada por tu experiencia "personal"...

Qué bien, que vais habitando este blogg, con vuestras distintas e interesantes "personas", convirtiéndolo así en una sugerente narración...

Anónimo dijo...

Gracias a tí querida Inma,que me traes a colación esas señales de las que muchas veces me siento un poco huérfano,terminar citándote un poema de Rafael Montesinos que en cierto modo evoca esa habitación de hotel de Hopper que tú de forma exquisita nos has querido evocar,
HABITACIÓN DE HOTEL
Abre bien la ventana.
Algo te dice
que esta luz ya no es tuya.
Confusamente la recuerdas;miras,
y en ella nada tuyo reconoces.

Todo es extraño para tí.
Procura
cerrar bien las maletas,los recuerdos,
las nostalgias inútiles,los años
colgados de sus perchas funerales.
Mira la habitación.No olvides nada.
Todo contigo va, menos tú mismo
-Rafael Montesinos-

Anónimo dijo...

Tienes un blog excelente, Inma, y sé muy bien que no se nace sólo en la red, sino que estás ahí detrás. de los más interesantes que he leído...

Eh! Ahora límpiate la baba, jajaja. Que no, que es cierto, tremendos post...

Por mi parte, e ocasiones creo que se me olvida ya no qué escribir, sino cómo hacerlo... En fin...

Un bico desde la otra orilla.

Jesús Beades dijo...

Para mi Hopper es a la pintura lo que Raymond Carver al relato. Muestra la inmensa orfandad del mundo civilizado, la atmosfera de un silencio casi aplastante, en el que ese "casi" es el espacio decisivo de la libertad. Estrecho pero necesario. Sus silencios gritan.

Anónimo dijo...

Un gusto haber descubierto tu espacio y, en él, esta reflexión acerca de los personajes de Hopper, de sus atmósferas serenas y melancólica luminosidad que replantea el sentido de la mirada. Uno de los meses del pasad Excelente blog. Saludos....