miércoles, mayo 31, 2006

POETA LUNÁTICO...


Las cartas entre escritores son un documento de lo más interesante y entretenido…
Esta carta de María Martínez Sierra escrita a Juan Ramón Jiménez en 1905 deja ver, por ejemplo, esa virtud tan femenina de la venganza verbal (en cierto modo, bélica) a través de la sutil ironía (a veces no tan sutil)… pero también el irremediable y generoso amor que le inspiraba su "poeta lunático, embrujado amigo"...
«Bicho infame, poeta del demonio ¿ahora salimos con que mis cartas “van llenas de rellenos por falta o por sobra de sinceridad”? ¿A qué llama V. rellenos, grandísima fiera, o qué cartas hay que escribirle a V. para que le agraden? ¿Quiere V. que me sienta lunática como Georgina y que le hable de suspiros y lágrimas, o quiere V. que le diga, como Acebal a mí que tengo nostalgia y no sé qué? Eso en primer lugar sería mentira, y en segundo literatura, y le quiero a V. demasiado de veras para gastar literatura en decírselo…es decir “le quería” a V., porque ahora estoy tan indignada que casi me alegro de que Madrid esté a quinientas leguas de Bruselas.
¡Muy bien! Así se paga la buena amistad: yo escribiendo cartas tan
horriblemente cariñosas, que casi me conmueven a mí misma, cuando las leo para poner las comas en su sitio, y el…muy calamidad que las recibe quejándose de la “sobra de sinceridad” que, leyendo entre líneas, supongo yo que significa falta de cariño.
Entonces ¿qué voy a decir yo de las cartas de V., que lo mismo pueden ser para mí que para el moro Muza, en las que hay que buscar con lentes una palabra de cariño, en las que ni una vez se le ocurre a V. decirme que me echa de menos? [...]

Celebro que haya V. dejado el suicidarse para el otoño próximo: para entonces estaremos nosotros de vuelta en España. Y verá V. como tomando juntos unas cuantas tacitas de té, encontramos alguna razón poderosa para suspender la tragedia definitivamente. [ …]

sábado, mayo 27, 2006

RETAHÍLAS PIDEN RETAHÍLAS


El comentario del poeta Jesús Beades sobre la posible gestación de una “Generación Blogg” me ha hecho pensar en esta nueva forma de comunicación.
Alguien me explicó que el Blog era como un diario personal (que ha abierto su cerrojo, en este caso). Trapiello decía que “escribimos un diario porque no somos personas enteramente felices. La felicidad excluye toda escritura de esta naturaleza.” Pero yo creo que no, que la felicidad se consigue a través del ofrecimiento, del dar, del crear: "felicidad", en su acepción antigua significa ser fértil, engendrar.
Y la escritura, entendida como un “servicio a los demás” (dijo E.García Máiquez), está destinada a cumplir el requisito de fecundidad, de felicidad.
En realidad, el Blog no tendría sentido sin el afán de salida, de búsqueda del otro. Y lo que más me encanta es la voluntad de cada “blogger” de ofrecer a los demás un pedazo de su mundo –pensamiento, poesía, imaginario, humor-, y convertirlo en diálogo, en una inmensa “red”de diálogos. No puedo evitar traer algo de Retahílas, novela hablada y espléndido canto a la comunicación humana.
La autora defiende que es la presencia del otro, real o inventada, lo que facilita la expansión verbal. Eulalia dice "hablar es inventar, lo pide el que escucha". El interlocutor que goza de lo que oye. Y Germán, "tus historias me gustan", "me gustan las historias contadas con esmero y son las únicas que me creo", personaje que insiste en el cañamazo del diálogo: "recoger la palabra del otro y meterla en la frase siguiente propia", y reconoce que le cuenta a Eulalia porque "me das pie, porque retahílas piden retahílas"
"Los que hablan tejen algo en común. Al hablar perfilamos, claro que sí, inventamos lo que antes no existía, lo que era puro magma sin encarnar, verbo sin hacerse carne, lo que tenía mil formas posibles y al hablar se cuaja y se aglutina en una sola y única, en la que va tomando; poder hablar, Germán, es una maravilla"
(C.MARTÍN GAITE, Retahílas)

viernes, mayo 26, 2006

EL HOMBRE ES UNA BURBUJA


No quisiera pasar un día sin tener presente que la continuidad de esta vida, la mía y la de los que me rodean, es tan quebradiza como azarosa. De hecho, como diría mi querida Carmen Martín Gaite, “lo raro es vivir”. Pero cabe la esperanza y la voluntad de que no habrá sido en vano. Erasmo de Rotterdam nos lo recuerda acudiendo a un pasaje de la Ilíada, gran obra que funde épica y lírica magistralmente...


El hombre es una burbuja (Homo, bulla).
Este proverbio nos avisa que no hay cosa más frágil, más fugaz, más huero que la vida humana. Bulla, en latín, vale en romance por aquel glóbulo lleno de aire, inane, que se forma en la superficie de los líquidos que, en un momento, aparece y se desvanece. […] Al símil de las burbujas allégase aquella noble comparación de Homero a las caedizas hojas de los árboles. Así habla Glauco en el libro VI de la Ilíada: «Tal es el linaje de los hombres, como el de las hojas que el viento desparce por el suelo; pero muy luego la selva, reverdeciendo, las saca nuevas, así que el aura primaveral soplare
.»”
(Erasmo de ROTTERDAM, Adagios)

jueves, mayo 25, 2006

LA FELICIDAD DEL ARTISTA


Desde el romanticismo, el artista moderno se siente único; ser privilegiado en sus capacidades sensibles y reflexivas; criatura dotada de una aguda conciencia de la Vida y del Mundo, de la Belleza y del Dolor, de Visible y de lo Insondable. Y se regocija en la (vana) creencia de que su vivir es más auténtico que el de los insensibles, el de los superficiales, o simplemente, el de la “gente” corriente.
En el intrincado deambular bajo la noche toledana que nos ofrece Carmen LAFORET en Al volver la esquina, Martín toma conciencia de que la felicidad sencilla “de los otros” es, probablemente, más razonable que su trascendental y perenne inquietud.

Pero me atrevo a suponer que Martín, como tantos artistas, filósofos y poetas, renunciaría a la Felicidad antes de someterse a una vida mediocre...

Nadie me consideró loco en el sentido que lo decía Anita, hasta la noche toledana. En realidad yo era loco, si ser loco quiere decir tener un mundo íntimo distinto al de los demás, pero mi locura terminaba en los límites de mi frente. En la vida era cauto, tranquilo, y no me había batido nunca con los molinos de viento. Prefería escaparme de la gente que oponerme a ella con una lógica mía que sabía diferente de las personas que me rodeaban. Quizá no me gustara el mundo ni el tiempo que me había tocado en suerte vivir, pero tampoco acababa de darme cuenta de ello si era así. Pasaba distraído entre la gente de la calle y entre gentes que veía a menudo también. A veces, los notaba tan seguros con sus intereses pequeños, tan felices con sus logros, que pensaba que quizá tuvieran razón todos menos yo. "

(CARMEN LAFORET, Al volver la esquina, cap.V)

LA COMEDIA HUMANA


William SAROYAN (1908-1981) es el autor de La comedia humana, bellísimo relato sobre la vida cotidiana en una pequeña población de California. La Segunda Guerra Mundial es el oscuro telón de fondo sobre el que brilla Ithaca, patria mítica y hogar universal de todos los soldados que están en el frente, remanso de paz, de inocencia y de humanidad en medio de un mundo caótico y absurdo. Espléndido mosaico en el que se entremezcla lo bueno y lo malo, lo trágico y lo cómico, lo banal y lo trascendente del ser humano:

La madre de Homer, personaje de singular hondura, advierte a su hijo que «no hay que tener miedo de los hombres», «el mundo está lleno de criaturas asustadas. Y como están asustadas, se asustan entre ellas. Intenta entender. Intenta amar a todo el mundo que te encuentres». Enseñanza que toma también de Grogan, sabio e impenitente bebedor del que muchos se apartan al verle venir zigzagueando por la calle. De su voz ebria recibimos una preciosa lección de humanidad y de humildad, a mi modo de ver.

"El señor Grogan fue a su silla y se sentó. Al cabo de un momento miró al chico que estaba al otro lado de la mesa, no sentado sino de pie. –Me siento mucho mejor cuando estoy borracho. – Luego sacó la botella y dio un buen trago.- No voy a decirte que no bebas nunca. No voy a decir, como dicen algunos tontos, “Aprende la lección de mí. Mira lo que me ha hecho la bebida”. Pues bien, déjame decirte algo. Ten mucho cuidado con todo lo que tenga que ver con las personas. Si ves algo que estás seguro de que está mal, no estés seguro. Si se trata de personas, ten mucho cuidado. Me perdonarás, pero tengo que decírtelo, porque eres un hombre a quien respeto, así que no me importa decirte que no está bien criticar la forma en que es nadie. A medida que un hombre se acerca al final de su época se alegra por las personas a las que conoce que van a continuar en el mundo cuando él se vaya. ¿Puedes entender lo que te estoy diciendo? […] Te estoy diciendo esto: da gracias por ser quien eres. Sí, por ser quien eres. Da gracias. Entiende que un hombre es algo por lo que él mismo puede dar gracias y tiene que dar gracias. Da gracias porque el hombre que eres tendrá la confianza de unos totales desconocidos."
(William SAROYAN: La comedia humana, El Acantilado, 2004)